1. Dos extraños se acaban conociendo carnalmente


    Fecha: 16/10/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Nicole debía medir un metro setenta, tenía la mano izquierda en su cabello y con la derecha sujetaba un bolso blanco. Llevaba puesto un top de manga larga blanco y gris que mostraba su ombligo por el que bajaban dos cordones del top. Su cintura era de avispa. Los jeans, rotos en ambas piernas y ajustados, marcaban sus anchas caderas y sus largas y estilizadas piernas, las uñas de pies y manos las llevaba pintadas de blanco, a juego con sus sandalias. Su rostro era el de ángel, perfecto, nacido para ser admirado, aunque su boca con los labios pintados de carmín invitaban a devorarla, que digo sus labios, sus labios sus tetas, su culo y su coño, su coño debía saber a gloria, la puedo describir tan bien porque Nicole me había pedido que le quitara una foto con su celular y fue lo que hice. Luego le devolví el aparato y le pregunté:
    
    -¿Sabes de algún sitio dónde se puedan tomar unas copas sin que haya ruidos?
    
    Caminaba a mi lado y se puso coqueta.
    
    -¿Me estás invitando a unas copas?
    
    -No, no aspiro a tanto, eres demasiado joven y demasiado bella cómo para atreverme a semejante cosa.
    
    -¿Los maduros ligáis así?
    
    Estoy poniendo palabras que no salían así de su boca, ya que era argentina, pero venían a decir lo mismo, aclarada la cosa, volvamos al turrón. Le respondí:
    
    -No estoy ligando, créeme, si estuviera ligando te diría que eres la dieta que me recetó el médico, light y sin conservantes ni colorantes.
    
    -Estás ligando conmigo.
    
    -Para ti la perra gorda.
    
    Me ...
    ... miro con cara de: "¡¿Qué dice este garrulo?!"
    
    -¿Para mí qué?
    
    La volví a mirar. ¡Qué buena estaba la cabrona! Me arranqué por bulerías.
    
    -¡Qué sí, coño, que sí! Pero no te invitaba a una copa, te llevaba a mi habitación y te ponía el coño cómo un bebedero de patos.
    
    Ni se inmutó, Nicole era la tranquilidad personificada.
    
    -¿Y tienes que beber en tu habitación?
    
    -Leche, tengo leche en cantidad.
    
    Le hablé así porque pensaba que aquel monumento no vendría a mi habitación ni borracha, pero estaba engañado.
    
    -No seas boludo. Si no tienes de beber en tu habitación podemos comprar algo por el camino.
    
    Había ligado con una completa extraña. ¡Y cómo estaba la extraña! Estaba de toma pan y moja... No me extiendo más. Acabé llegando a la habitación del hotel con una botella de Fernet en una mano y una cola grande en la otra, y sin saber qué coño era el Fernet.
    
    Al verla en mi habitación echando el Fernet y la cola en un vaso de tubo creí que estaba soñando. Fui a su lado, la cogí por la cintura y la besé en el cuello. Sonrió y me dijo:
    
    -Sin prisas, tenemos toda la tarde y toda la noche.
    
    Me dio el vaso y eché un trago. Aquello pegaba fuerte. Se quitó el top, fue hacia la cama, se quitó las sandalias y el pantalón y en bragas grises se echó boca abajo sobre la cama... Le lamí las plantas de los pies, subí besando y lamiendo sus muslos. Llegué a su culo, le bajé las bragas, le abrí sus redondas nalgas y le besé y le lamí el ojete. Nicole, con la cabeza de lado y sus ...
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