1. La terapia de la rosa roja


    Fecha: 12/10/2021, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... captor. Él lo hacía con firmeza y cuidado, mezclando su hombría con delicadeza. Él sabía cómo tocarla, como mover sus dedos para no dañar su sensible clítoris. Y ella, ella estaba tocando el cielo gracias a su paciente. Algo que Katherine no sabía era que en medio del éxtasis ese rudo hombre le metería el pulgar en su culo. Ella lanzo un gemido de dolor y placer, notaba como Hank buscaba rozar la yema de sus dedos dentro de ella. Eso provocaba que las raíces nerviosas que rodeaban su útero estallaran de placer. Todo perfecto en un solo movimiento, su clítoris, su coño y su culo llenos todos de sensaciones satisfactorias.
    
    Hank sacó su mano del interior de la doctora y la puso frente a sus ojos.
    
    - No me digas que esto no eres tu explotando de placer.- le decía Hank mientras le enseñaba sus dedos húmedos por el fluido vaginal de la doctora
    
    - Ahora puede elegir si quieres que me largue o quieres que termine con lo que he empezado.- le dijo Hank a la doctora mientras le soltaba las manos.
    
    - Sigue, no quiero que te vayas dejándome en este estado.- le respondió Katherine entre gemidos y respiraciones entrecortadas.
    
    Ella se abrazó al diván mientras sentía como Hank arrancaba su ropa, su camisa, su falda su ropa interior. Sacó su pene fuera del pantalón, y jaló por el pelo a la excitada doctora que ahora sabía que estaba a la completa merced de su paciente. Ella sintió su vagina chocar contra el erecto miembro del hombre, lo notó caliente y duro como la piedra, sentía ...
    ... como la parte inferior de la polla se pegaba a sus labios vaginales. Ella comenzaba a moverse a arriba abajo recorriendo con su húmedo coño el largo y erecto pene. Mientras se mordía los labios y cerraba los ojos para concentrarse solamente en cada centímetro que humedecía con cada movimiento. Está muy duro, es enorme y firme, pensaba la doctora que ahora se enloquecía con el acto que estaba realizando. Ella lo notaba colarse entre la raja de sus nalgas, notaba su punta queriendo entrar en su coño, cada vez que subía su cintura hasta alcanzar que el glande le rozara el clítoris. Katherine estaba tan mojada que cada movimiento que hacía era como frotar su coño con mantequilla derretida.
    
    Hank descontrolado por la ardiente mujer agarró las tetas de su doctora mientras apretaba sus pectorales contra la espalda. Levanto el torso de Katherine del diván agarrando con una mano sus pechos mientras que con la otra acariciaba el clítoris de la joven doctora. Mordía el cuello de la joven con desenfreno. La llenaba de besos y mordiscos sus hombros y su espalda, mientras hundía su pene entre nalgas de ella. Ahora todo era fuego, todo estaba permitido, porque ella estaba gozando y disfrutando tanto como él.
    
    En un arrebato de emoción agarro a Katherine por la nuca y la pego de nuevo contra el diván, con su otra mano comenzó a pegarle en sus glúteos como si quisiera domar a la bestia que llevaba dentro le excitada sexóloga. Ella lo disfrutaba, cada azote, cada golpe de su palma contra ...
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