1. Mi sobrina quiere garche


    Fecha: 04/10/2021, Categorías: Incesto Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    Poco tiempo antes mi primo me llama para saber de alguien que pueda tomar a su joven hija, recién recibida, tiene una tecnicatura en liquidación de impuestos, en busca de su primer trabajo. Si bien las cosas no están para tirar manteca al techo (gastos excesivos) en razón del vínculo familiar sentí la obligación de hacerle un lugar en el presupuesto y tomarla como asistente.
    
    No la había vuelto a ver desde cuando tenía trencitas y cursaba la primaria, ahora es una voluptuosa mujer, recién entrada en la mayoría de edad y dispuesta a hacer sus primeros intentos en la actividad laboral. El primer día vino acompañada por el padre.
    
    - Primo te la “entrego en mano”, búscale un lugar donde pueda aprender y usar sus conocimientos de economía. Sé bien que la tratarás como “tu sobrina”
    
    - Claro, obviamente será de ese modo, la voy tener bien cerca de mí.
    
    De este modo fue la presentación de Rosa, que a modo de broma simpática dijo:
    
    - Bueno aquí estamos, bien cerca y en manos del tío.
    
    La forma simpática de presentarse me impacto de un modo especial, no podría precisar de qué modo, pero esa frase “en manos del tío” con la pausa necesaria para destacarla.
    
    Como a la sema de estar trabajando, ese viernes cuando nos despedimos, con un beso en la mejilla como a las demás chicas, volví a sentir ese “algo” tan especial, que durante el trayecto se quedó enroscada en mis pensamientos, llevándolo casi a la transgresión, tan así que hasta quedó enredada en algunas imágenes lascivas ...
    ... que rondaron en mi cabeza todo ese fin de semana.
    
    El lunes siguiente venía con toda la propensión por encontrármela, tenía sus formas como tatuadas en la memoria, sus caderas eran un destello en la noche del deseo y esos pechos, tan redondos, tan grandotes una invitación a perder el sentido de la prudencia.
    
    Nunca me había pasado de fijarme en alguna de las empleadas, tenía tatuada en la memoria la premisa de que “donde se trabaja no se…”, el deseo la borró de mi memoria, solo me preocupaba crear un problema familiar por querer “darle” a la sobrina, era poco menos que un sacrilegio.
    
    La moral sube por la escalera, la pasión por el ascensor, pensando a destajo cómo acércame a ella sin crear problemas. Un par de días después, una empleada necesitó una información que guardamos en un cuarto adjunto, es pequeño y desde mi escritorio podía verla inclinada buscando en la parte inferior de la estantería, me quedé absorto viéndola. Este hecho motivó que esa misma tarde le pidiera a Rosa que me buscara una información, que por casualidad estaba bien abajo, está de más explicar el efecto de verla como la tela del jean se estiraba y tensaba cuando se agachó para buscarla, mis ganas de apropiarme de esas carnes casi me hacen perder la noción de dónde estábamos.
    
    Esa visión se había instalado en mis retinas y abultado el miembro de solo pensar que debía volver a repetir la escena. Aguanté cuanto pude, pero ese viernes cuando la vi enfundad en unas calzas que la apretaban como un ...
«123»