1. Mi prima se viste de novia (Capítulo 6)


    Fecha: 30/09/2021, Categorías: Incesto Autor: Usuario PsyExA, Fuente: CuentoRelatos

    Las chicas, finalmente, usurparon mi cama. Yo estaba recién peteado, así que no puse mucha resistencia a tirarme en el piso. Pero aunque estaba cansado, no lograba dormirme.
    
    Me colgué reflexionando sobre lo que había ocurrido y no hizo falta analizar mucho para darme cuenta de lo beneficioso que había sido, para mí, toda la reciente situación.
    
    Por un lado, le había mostrado a mi prima que, en mi libido, ella no estaba sola. Era mentira, por supuesto, no había otra cosa más en mi mente que mis deseos de cogerla. Pero ella tenía pruebas suficientes, ahora, para creer que no era así. Y me venía al pelo.
    
    “Nunca debo mostrarme desesperado”. “Nunca debo mostrarle que puede tenerme a sus pies”. ”Debe crecer en su cabeza la idea de que esta chance de cojer con su primo, puede ser la única”. Tres puntos claves de mi táctica se habían reforzado cuando le llené la garganta de leche a la prima de Fabián.
    
    Por otro lado le había devuelto la moneda. Había equilibrado la balanza en los hechos fácticos. Yo la había visto petear al novio. Ella me había visto ponerle la pija en la boca a su amiga. Y si yo me había calentado enormemente con esa escena, ella seguro que también.
    
    Darle motivos para que se toque pensando en mí era otro punto clave.
    
    Pasaban las horas y crecía mi desvelo. En medio del silencio sepulcral que rondaba en el departamento, no tardó en llegar luego mi erección al recordar la cara de putita de mi prima cuando me miraba y se tocaba la concha con el pijama ...
    ... puesto. Si a esa imagen le sumamos la alegría que tenía por sentir que estaba ganando este juego, era más fácil entender por qué tenía la verga como fierro nuevamente. Pero aunque iba a ser difícil, sabía también que no era conveniente masturbarme. Necesitaba de esa excitación para pensar mejor y más claro.
    
    Me levanté y fui al baño. Y sentí un deja vu al ver otra vez las gotas espesas cayendo de la poronga en los últimos chorros de meada, que se hizo más profundo cuándo en el cesto de ropa sucia vi otra vez la tanguita blanca. En ese momento debía tener un sanguchito de flujos: primero los de ella, luego mi semen y otra vez los suyos. No pude ni siquiera pensarlo: la tome y la llevé hacia mi nariz. Ese olor a concha, más intenso esta vez, me enloqueció por completo. Lamí nuevamente la parte donde se apoya la concha y no me pude resistir a rodear mi pija con la prenda. La bombacha de mi prima parecía que ya no iba a servir más que para mis pajas.
    
    Pero me frené cuando estaba a punto de acabar porque tuve una revelación: no le había devuelto la moneda. Le había dado solo una moneda de menor valor y tenía la chance ahí nomás para desequilibrar la balanza, esta vez a mi favor.
    
    Dejé la tanga en el cesto y abrí la puerta de la habitación con el mayor de los cuidados. Las chicas dormían tranquilamente, destapadas por el calor, mirando para el mismo lado, como haciendo cucharita, pero separadas. Una en cada punta. Julia con el pijama rosa con corazones blancos y la pibita en ...
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