1. Me abriré de piernas para ti, el tiempo que haga falta


    Fecha: 30/09/2021, Categorías: Incesto Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    Nada más llegar a casa dejaba el paraguas, el abrigo y me quitaba los zapatos de tacón que me estaban matando, al pasar junto al salón le vi en bóxer a oscuras frente a la ventana viendo llover, era un día gris y no había parado de llover en todo el día, un día de esos que te invita a quedarte en casa y no salir, un día de esos en que eres presa fácil para la melancolía llegando a atraparte fácilmente y mi hermano desgraciadamente estaba en ese estado, hacía seis meses me había ido a vivir con él debido a que lo estaba pasando muy mal y necesitaba de toda nuestra ayuda.
    
    Entré en el salón dejando mi bolso colgado en una de las sillas de la mesa donde antaño se vivían escenas de risas, confidencias y amor, me acerqué a él por detrás abrazándole en silencio, pasando mi brazo derecho por encima de sus hombros y el izquierdo rodeándole la cintura, acariciando su torso a la vez que le besaba su espalda y apoyaba mi cabeza en él, mi hermano era un hombre alto, fuerte, siempre fue risueño y con muchas ganas de vivir, se dedicaba a lo que más le gustaba en el mundo que era ayudar a los demás, siempre decía que él no podría haber sido otra cosa más que médico.
    
    Me sentía muy a gusto abrazándole, me sentía extrañamente atraída por él esa tarde de lluvia, sus músculos, su piel suave y sedosa, su olor y un exceso de cariño hacia que mis manos recorriesen su torso continuamente con mis labios besándole su espalda una y otra vez y sin darme cuenta un impulso me llegara a meter mi mano ...
    ... izquierda bajo su bóxer buscando su pene y arrancándole un pequeño jadeo, mis manos le había agarrado su pene y lo hacía subir y bajar, sus dimensiones iban creciendo por momentos, su glande rosado ya salía por encima de su bóxer y mi mano derecha no paraba de acariciarle unos pectorales fuertes y duros.
    
    Miraba a la ventana y el reflejo de nuestros cuerpos me excitaba aún más, en ese momento no veía a mi hermano sino a un hombre con su pene en mi boca y a mi arrodillada en el suelo acercando y alejando mi cabeza de él, con su glande sin salir de mi interior, salivando su tronco fálico con mis manos resbalando por él y haciéndole desaparecer una y otra vez en mi boca, muy profundo, llegando hasta mi garganta, sin poder respirar, sin poder tragar más hasta que la sacaba.
    
    Notaba la humedad en mis bragas, los jadeos y gemidos en él, una escena en mi muy habitual cuando estaba con un hombre pero no con mi hermano, una escena de sexo muy diferente a las que había tenido en mi vida y no me di cuenta de lo que hacía hasta que me levantó y cogiéndome en brazos, con sus manos sobre mis nalgas, rodeándole con mis manos su cuello y mis piernas abrazándole por la cintura me iba llevando hasta el sofá, despacio, besándonos y dando rienda suelta a nuestras leguas que uniéndose bailaban dentro y fuera de nosotros.
    
    Ninguno de los dos había dicho palabra alguna cuando ya mi hermano me había tumbado en el sofá, besándome continuamente el cuello, acariciando y agarrando mis pechos por ...
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