1. Ayer seduje a mi peluquera


    Fecha: 19/07/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    Que bien me levanté ayer, había dormido toda la noche de un tirón. Salí a la calle sintiéndome a gusto conmigo misma, se me notaba en el rostro por las miradas que me dedicaban los demás transeúntes. Mi ropa no podía ser más sexi: minifalda corta blanca y plisada, camisa amplia de cuadros y ‘de relleno’ lencería vaporosa de una nueva diseñadora.
    
    No comenzaría en mi nuevo trabajo hasta dos semanas después, tenía tiempo para pasear e ir de tiendas. Ya en el centro visité en un par de tiendas y paseé durante un buen rato. Compré un ramo de margaritas y cogí el autobús de vuelta. Ya mi barrio visité mi peluquería habitual; una pequeña peluquería de señoras que, en otro tiempo, fue él no va más; pero que ahora, solo entran cuatro gatos, bueno, cuatro gatas.
    
    Han abierto a pocos metros de ella una franquicia, es de una cadena de peluquerías que está de moda en la ciudad. Me da pena por Irene, le señora que la regenta, una mujer de cuarenta y tantos años, casada con un hombre que, como me cuenta ella cada vez que voy, tiene un trabajo en el que gana muy poco. La peluquería de Irene es parte de su vivienda en la planta baja del bloque de pisos.
    
    Hace ya unos cuatro años que empecé a peinarme allí; ella me gusta desde que la vi la primera vez. Irene es morena y alta, para su edad, se conserva muy bien; está siempre a dieta y hace deporte. Lo que más me gusta de Irene es su simpatía, a las clientas siempre nos saca risas con su buen humor. Es guapa y me mira con agrado, incluso ...
    ... se ruboriza cuando me habla. Sé que me desea, aunque ese deseo es tabú para ella.
    
    Ayer, cuando entré en la peluquería a las diez de la mañana no había ninguna clienta, solo estaba Irene leyendo una revista... Me miró a los ojos y se le dilataron las pupilas, después parpadeó y me dijo:
    
    —Cuánto tiempo Margarita, pensé que te habías pasado a la competencia.
    
    —Yo no, Irene; yo soy fiel a tus manos.
    
    —Gracias preciosa, ¿qué te quieres hacer hoy? —dijo con aparente normalidad, intentando ocultar su excitación por verme.
    
    —Empieza por lavarme la cabeza y ya vamos viendo.
    
    Al levantarme esa mañana me había dado un baño y me había lavado la cabeza, pero quería sentir sus manos, suaves y finas. Mientras me lavaba la cabeza volvió a contarme lo poco que ganaba su marido (que pesada con eso) y el daño que le estaba haciendo a su peluquería la que habían abierto al lado... Mientras repetía, sus ya sabidas penas, casi me quedo dormida sintiendo sus dedos deslizarse por entre mi larga cabellera rizada y pelirroja, para acabar frotando mi cuero cabelludo. Me secó la cabeza y me preguntó:
    
    —Bueno qué quieres que te haga.
    
    —Córtame las puntas y ponme ese acondicionador para el pelo tan bueno que tienes.
    
    Mientras me cortaba el pelo le dije lo atractiva que me parecía ella, que su marido estaría contento. Me contó que su marido está melancólico al no estar contento con su trabajo y, su tristeza, le impedía tener suficientes ganas para...
    
    —¡Vamos Margarita!, como se dice ...
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