1. Mi prima se viste de novia (Capítulo 1)


    Fecha: 24/09/2021, Categorías: Incesto Autor: Usuario PsyExA, Fuente: CuentoRelatos

    Lo cierto es que dudé mucho sobre si contar esta historia, o no. Aun aquí sentado y ya decidido a hacerlo, no puedo evitar sentir un poco de nervios. Leyendo mucho sobre estos temas logré encontrar el alivio, por decirlo de una manera, de que no soy el único que siente este tipo de deseo prohibido y morboso. Siento así, también, que a la culpa de haberlo convertido en realidad, se le dificulta vencer a la excitación por recordar lo vivido.
    
    Mi nombre es Rodrigo. No soy escritor y jamás pensé en serlo, por lo que es probable que esta redacción no sea perfecta. Pero eso sí: intentaré ser lo más prolijo, detallado y honesto, con todas las fuerzas posibles. Porque así lo merecen todos. Ustedes, la historia, mi prima Julia y creo que también yo.
    
    Comenzaré contándoles que si debería elegir un inicio para este relato sería, aunque con algunas dudas, aquella noche en el barrio de Caballito, en la Ciudad de Bueno Aires. Eran mediados de noviembre del año 2016 cuando luego de estar caminando bajo una lluvia torrencial toqué el timbre del departamento de mi prima, Julia, a quien puteé en silencio por tardar en abrirme.
    
    -¡Primo! –Gritó borrachísima, desde atrás de su amiga que me había atendido y a quién empujó para abrazarme con fuerza- ¡Que suerte que viniste!
    
    Era su despedida de soltera y allí estaba yo: el único hombre entre casi 20 mujeres. Cualquiera podría decir que era un afortunado, pero no, ni cerca: estaba completamente incómodo. “Pero por mi prima, lo que sea”, ...
    ... pensaba.
    
    La cuestión era que su novio y futuro esposo, Fabián, no me había invitado a la de él. Julia se enojó muchísimo y para que no se peleen de más, le dije que prefería venir a la suya. No quería que nada le arruine ni siquiera un segundo de esté momento de su vida, que bien sabía yo que lo deseaba con muchísimas ganas. “Lo que sea”, me repetía.
    
    Mi prima era mi mejor amiga, casi un alma gemela. Yo era la suya. No tenía dudas de eso. Desde chicos siempre fuimos muy unidos. Al ser dos años mayor que ella me sentía todo un referente, casi un adulto ante su mirada infantil. Sin hermanos en el medio vivíamos todas las travesuras juntos, cualquier juego o aventura tenían siempre dos cosas aseguradas con ella: la diversión y la complicidad de jamás mandarnos al frente el uno al otro. La única dificultad era la distancia. Yo vivía en Capital y ella en el interior y más que algún fin de semana aislado, las fiestas o las vacaciones, no nos veíamos. Pero como dije: sólo era una dificultad, no un impedimento para nada.
    
    Todo eso mejoró cuando hace ya unos años vino a estudiar Psicología acá. En ese entonces yo vivía solo, estudiaba Ingeniería y trabajaba arreglando computadoras. Jamás existió otra opción que no sea la de venirse a vivir conmigo, aunque sea por un tiempo, hasta que ella misma logre acostumbrarse a la ciudad.
    
    Nunca, nunca, pero nunca, hasta esa noche lluviosa de noviembre, me había fijado en ella de otra forma que no sea la normal entre primos.
    
    No porque no ...
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