1. La venganza de las monjas


    Fecha: 15/09/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    Romualdo es un cincuentón, soltero, gallego y de buen ver, había estado quince días en Japón invitado por un japonés que se llevaba casi toda su cosecha de vino tinto y blanco para sus restaurantes. Allí había follado lo que no está en los escritos con putas que le pagaba su anfitrión y regresó muy cambiado, de ser un hombre formal pasó a ser un libidinoso de mucho cuidado. Dos monjas, sor Marta y sor Dolores, iban a sufrir su libidinosidad en sus carnes.
    
    Sor Marta, que era delgada y de piel oscura y sor Dolores, que era gordita llamaron a la puerta del caserón de Romualdo. Abrió y al verlas les preguntó:
    
    -¿Anda mal otra vez el convento?
    
    Le respondió sor Dolores.
    
    -Muy mal, hermano, muy mal. ¿Nos da una limosna?
    
    Romualdo era ateo y detestaba a los curas y a las monjas, le dijo:
    
    -Pasar, pasar que estaba tomando café.
    
    Sor Marta, le dijo a él:
    
    -No vamos a entrar en su casa, si nos quiere dar una limosna hágalo aquí.
    
    Romualdo sacó dos euros del bolsillo, se los metió por la ranura del tarro de sor Dolores y les dijo:
    
    -Acostumbro a dar quinientos euros cuando estáis necesitadas y os tomáis un café conmigo, pero está visto que nos lo han comentado en el convento.
    
    Romualdo mentía, pero ellas eran novicias y no lo sabían. Acabaron cayendo en su trampa.
    
    ... Puso sobre la mesa camilla de la sala de estar unas pastas, y dos pocillos, pues la cafetera con el café ya estaba allí, y les preguntó:
    
    -¿Cómo anda de salud la madre superiora?
    
    Le ...
    ... respondió sor Marta.
    
    -Mal, es muy anciana...
    
    En fin, que tomaron café y pastas, ellas, conversaron y las monjas al poco de tomarlos se quedaron dormidas. Le había echado al café unas pastillas que le diera su colega japonés. Las llevó a su habitación y allí se desnudó y las desnudó. A sor Dolores la sentó en un sofá. A sor Marta la puso sobre la cama, le levantó los brazos, le lamió las axilas peludas y le comió las tetas bien comidas. Cuando bajó al coño vio que la monja lo tenía mojado. Le olió el culo y le pasó la lengua por el ojete. Jugó con la yema de un dedo en la entrada, después se lo lamió y metió y sacó la lengua de él, para luego meterle un dedo dentro y follárselo. Después le clavó la polla hasta el fondo del coño... Al rato sintió cómo la monja temblaba y su coño le apretaba y le soltaba la polla. La saco, dejó caer a sor Marta sobre la cama, le frotó la polla en los labios y mientras la monja se corría le puso la cara perdida de leche.
    
    Después de esto fue a la cocina a por mantequilla y unas esposas y las esposó. A sor Dolores no pudo hacerle casi nada, ya que despertó al meterle un dedo untado en mantequilla dentro del culo. La monja al ver lo que le estaba haciendo, le dijo:
    
    -¡Degenerado!
    
    El cabrón aún tuvo cojones a decirle:
    
    -Calla, mea pilas.
    
    La monja vio que tenía las manos esposadas, las piernas abiertas y mitad del dedo medio de la mano derecha de Romualdo dentro del culo. Mirando para la otra monja, le dijo:
    
    -¡Es usted el ...
«1234...»