1. Jaque mate (Parte 5 de 8)


    Fecha: 24/05/2018, Categorías: Lesbianas Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    En ese momento, abusé de mi lado femenino, sabía que Gustavo no podía discutir conmigo, no podía exponerse a un escándalo donde las mujeres siempre corremos con ventaja y donde de ser necesario hasta hubiese recurrido al llanto para inclinar la balanza a mi lado, recurso siempre a la mano de toda dama. Gustavo evaluó sus chances, metió la mano en el bolsillo y me devolvió la prenda, en silencio, mi fiereza se aplacó en ese momento, ‘jaque mate’ pensé, gané la partida.
    
    Volví al baño, para poner las cosas en su lugar, salí a su encuentro con la frente en alto, aun se respiraba el aire ‘pesado’ en el lugar, fuimos al coche y esta vez no fue gentil conmigo, tuve que abrir y cerrar mi puerta, estaba muy molesto conmigo, se hizo evidente por el portazo que dio sobre su lado al subir en su lugar.
    
    Salimos desde el bar transitando todo el camino de costanera, bordeando la ciudad, nadie hablaba, el mantenía la mirada fija hacia adelante, concentrado en la conducción, yo lo miraba cada tanto de reojo, y conforme pasaban los minutos, como un pequeño martillito, la conciencia golpeteaba en mi interior, reflexionando y reviviendo todo lo ocurrido.
    
    Las luces que iluminaban la avenida pasaban una tras otra por el parabrisas del coche a medida que el mismo avanzaba, mi jefe conducía con pausa y lo observaba ‘masticar bronca’, no sabía a ciencia cierta si estaba enojado conmigo por el desplante que le había hecho o con el mismo, por no poder torcer mi brazo y obtener lo que ...
    ... deseaba.
    
    Y yo estaba sumamente confundida, por un lado, una mujer de principios religiosos, casada y fiel a su esposo, que dicho sea de paso no estaba en la ciudad, una hija pequeña, una persona respetable, por otro, una mujer que lucía como una puta, regalada por dinero, en el coche de su jefe, un coche importado, a altas horas de la madrugada…
    
    Pero de que podía culparlo a Gustavo? por un pequeño engaño al llevarme a cenar? Me había demostrado que el tema de los franceses se había caído a último momento, por comprarme esta ropa que me hacía ver como a una puta? si yo misma la había elegido entre varias opciones, además tenía que reconocer que siempre había soñado con tener ropa de esos locales ‘fashion’, por llevarme a cenar? vamos mujer, en mi puta vida podría estar en un lugar así y menos pagar esos platos, por parar en ese bar? tampoco me había puesto un revólver en la cabeza, y lo de la tanga? era un juego, yo acepté su dinero…
    
    Al fin de cuentas, solo se había gastado un dineral en unas pocas horas y que había obtenido a cambio? nada, porque no le había dado nada…
    
    Las ideas se agolpaban en mi cabeza, empecé a comprender que el enfado no era con él, el enfado era conmigo misma, porque ese hombre solo sacaba a relucir mi lado más oscuro, como asumir que estaba bien en su compañía, que me sentía una mujer diferente, que me excitaba, como asumir que mi tanga estuviera empapada en flujos, y mis pezones se erizaran una y otra vez. No era propio de una mujer pura y fiel a su ...
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