1. La ducha de mi hermana Isabel


    Fecha: 23/05/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Pecado capital, Fuente: CuentoRelatos

    Mi hermana ya estaba toda encuerada cuando mi amigo Mauricio y yo nos asomamos por la ventana del baño. Me divertí mirando que la cara de mi amigo enrojeció de lujuria al mirar aquel espectáculo tan morboso y privado que Isabel nos regalaba sin saberlo.
    
    —¿Te gusta lo que ves? —Le pregunté susurrando para no ser escuchado por mi hermana, que en ese momento estaba enjabonándose el cabello tranquilamente, de espaldas a nosotros, sin imaginar que sus blancas nalgas estaban expuestas a la vista de un par de atrevidos mirones.
    
    —¡¡Siempre quise verla así!! —respondió en voz baja para no ser descubiertos pero muy emocionado.
    
    —¿te gustan sus nalgas?
    
    Yo sentía mucho placer al hacerle este tipo de preguntas a Mauricio referentes a mi hermana, pues un morbo descomunal corría por mis venas al compartir el perverso deseo que sentía por mi hermana mayor.
    
    —¡claro... tiene un culo delicioso... me volvería loco si pudiera pasar la lengua por ese obscuro canal que separa sus nalgas!
    
    Mauricio estaba tan maravillado como yo con la desnudez de mi hermana, y eso me emocionaba a rabiar.
    
    Isabel ya tenía todo el cuerpo cubierto de espuma y seguía de espaldas a nosotros. Entonces inesperadamente se inclinó para lavarse los pies y nos regaló una visión que puso a tope nuestras respectivas erecciones. Las hermosas nalgas de mí hermana nos apuntaban abiertas, pero la espuma producida por la pastilla de jabón nos impedía mirar el pequeño orificio que se escondía entre ellas, era como ...
    ... si dicha espuma cobrara vida para proteger de nuestra vista el sagrado ano de Isabel.
    
    Mi amigo y yo buscábamos el mejor ángulo para ver las delicias que se ocultaban en medio de aquel trasero que nos estaba llevando a la cima del deseo, pero mi hermana se enderezó para continuar aseando la totalidad de su cuerpo y nos quedamos con las ganas de conocer su ano.
    
    Pero el show siguió, y mi hermana recorrió cada centímetro de su piel con el jabón, a cada momento siendo devorada por nuestras perversas miradas.
    
    —¡quien fuera el jabón para poder pasearse por todos los tesoros de tu hermanita!
    
    —¡con suerte y deja ahí pegados unos pelitos de su bizcocho...!
    
    De pronto llevó una de sus manos atrás de ella, metiéndola en medio de sus nalgas, y la comenzó a menear levemente de arriba a abajo, dejándonos hipnotizados.
    
    —¡No manches... creo que se está metiendo los dedos en el culo!
    
    —¡Lo mismo pensé! —Respondí extasiado ante lo que veía e imaginaba— pero baja la voz o nos puede oír —agregué.
    
    —¡discúlpame... es que me ganó la emoción.
    
    Ambos observamos muy atentos los movimientos de la mano de mi hermana.
    
    —¡para que veas que tengo una hermana muy limpia!
    
    —¡de eso no me queda duda...ya veo que se lava muy bien el culo!
    
    Interrumpimos nuestra vulgar conversación cuando mi hermana por fin se dio la vuelta obligándonos a babear, y no era para menos, pues el agua tibia de la regadera ya se había llevado hasta la última gota de espuma, revelando ya sin estorbos el ...
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