1. Reacción en cadena


    Fecha: 07/05/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Antes de empezar mi relato os voy a hacer una breve presentación mía y comentaros que tanto los nombres de los personajes como del local son ficticios, en cuanto a los hechos que ocurren en él, cada uno que piense lo que quiera, eso sí está ambientada en la ciudad de Barcelona. Mi nombre es Judith tengo 35 años, morena, ojos color miel, mido 1.70m, figura delgada pero con curvas. El miércoles pasado, exactamente hace una semana yo venía de mi trabajo agotada mentalmente, y me dirigía a coger el metro a eso de las 22 h, después de salir del gimnasio al lado del trabajo. Mi profesor de spinning, me había dado literalmente una paliza. Me había duchado e iba arreglada para salir con mi amiga, Leire. Llevaba mi cartera de trabajo y la del gimnasio, muy cargada, estaba claro que Ramón, el camarero del bar al que acudía todos los miércoles desde hacía unos meses iba a tener que guardármelo detrás de la barra. Íbamos a ese bar porque Leire andaba detrás de Ramón y este aun no se había dejado caer. Yo iba vestida de forma casual, salir entre semana es lo que tiene, una blusa amplia de color granate, minifalda vaquera, y cómo no, tacones de vértigo. Mientras esperaba, notaba que alguien me miraba, sí, era el mismo chico, Alberto, lo conocí en el bar de Ramón ya que era también asiduo.
    
    Alberto, un chico muy atractivo, alto, moreno, ojos azules y un cuerpo de infarto, ronda los 39 años y sin novia- promete-. Siempre andaba rondándole alguna chica. Vestía con sus vaqueros ajustados, y ...
    ... camisa de manga larga oscura. También venia de trabajar, supongo que al igual que yo por uno de los edificios de plaza Cataluña e iba con sus auriculares puestos, escuchando música de rock años 80.
    
    Llego el metro y cada uno subió en un vagón distinto, una vez dentro me encontré a un compañero del gimnasio, comentamos la clase de hoy y se bajo dos paradas más adelante para hacer transbordo. Al girar mi cabeza me encontré de frente con la mirada de Alberto, lo tenía a dos palmos de narices frente a mí, ni idea de cómo había ido a parar hasta allí, si se supone que estaba en otro vagón. Me saludo y empezó a hablarme y a preguntar qué tal mi día y que si me dirigía al bar de Ramón. Le conteste que sí, que había quedado con Leire, así que, fuimos juntos. Nos llevamos todo el camino hablando de nuestras cosas, de nuestras últimas relaciones, que habían sido regulares en todos los aspectos. En si no teníamos nada en común, pero notábamos que existía una mutua atracción.
    
    Bajamos en nuestra parada y llegamos al bar, Leire ya estaba allí. Se dirijo a mí con su amplia sonrisa, iba espectacular a sus 38 años encorsetada en su mono rojo, el cual no dejaba nada para la imaginación. Ramón andaba detrás de la barra me dio sus dos sonoros besos de costumbre, yo encantada de recibirlos, es un chico guapísimo y a la vez de apariencia ruda y de una considerable altura su 1,90 m. Alberto saludo a mis dos amigos y se dirigió hacia donde estaban los suyos, habían quedado para jugar una de sus ...
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