1. Tengo 18 y me inició un cincuentón


    Fecha: 01/05/2018, Categorías: Confesiones Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Esto es así desde que a los trece años descubrí mi homosexualidad. Había en la escuela compañeros que me acosaban, pero yo no les hacía caso porque los chicos de mi edad nunca me excitaron y en cambio yo seguía soñando con esos hombres entrados en años, aunque a esa tierna edad nunca pude concretar nada.
    
    Ahora, a los dieciocho años, estoy por ingresar a la Universidad y tengo la suerte de haber entregado mi culo y mi boca a varios señores.
    
    Déjenme decirles que soy un lindo chico de facciones delicadas, grandes ojos oscuros, cabello enrulado de color castaño, nariz breve y recta y labios carnosos. Mi cuerpo delgado tiene algo de femenino, pero está lejos de caer en lo grotesco, sólo algunas curvas largas y suaves. Soy lampiño y tengo la cintura alta y estrecha, culo empinado, redondito, y piernas largas, de rodillas finas y muslos llenos y bien torneados, más mórbidos que musculosos y cubiertos por una suave pelusita apenas perceptible sobre la piel clara y tersa.
    
    Mi iniciación ocurrió hace tres meses con un hombre de unos cincuenta años. Yo estaba tomando una gaseosa en un bar y él no dejaba de mirarme desde una mesa cercana. Era robusto, calvo y canoso vestido de traje y corbata.
    
    Yo, aunque nervioso, le devolvía las miradas y en un momento decidí ir hasta el baño, para que pudiera verme completo y apreciarme gracias a la ropa ceñida que me gusta usar. Al volver a la mesa vi que el tipo no sólo me miraba, sino que además me dirigía sonrisas que se me ocurrían ...
    ... medio perversas y eso me calentaba todavía más. De pronto el tipo, que había estado escribiendo algo en un papel, se puso de pié y al ir hacia el baño dejó ese papel sobre mi mesa: seguime hasta el auto, decía la esquela. Cuando volvió del baño se inclinó hacia mí y murmuró junto a mi cara: -Seguime, lindo. –y lo seguí, claro.
    
    El auto era de alta gama y tenía vidrios polarizados. Apenas me senté junto a él, me dijo: -Me llamo Ernesto ¿y vos?
    
    -Jorge…
    
    -Sos muy lindo, Jorgito.
    
    -Gracias, señor…
    
    -Y a mí me gustan mucho los chicos lindos… -le sonreí aunque algo inquieto, porque no sabía qué iba a querer él de mí. ¿Y si me quería como activo? Eso ni loco. Tampoco un ida y vuelta. Yo adoro que me la metan y me la hagan chupar y tragar toda la lechita., pero de activo nada.
    
    Entonces, para terminar con la incertidumbre me animé a preguntarle: -A usted que… qué le… qué le gusta de mí, señor?
    
    Él, tal vez sorprendido por la pregunta rió y dijo:-Cuando fuiste al baño te miré bien; el culito, las piernas. Eso me gusta, y tu carita de nene, claro.
    
    -Ah, ¿vió? Tengo 18 años pero no parece, ¿cierto? –dije ya tranquilo y seguro de que el tipo quería cogerme.
    
    -Para nada, lindo, yo te daba quince.
    
    Poco después llegábamos a su departamento, un piso en la quinta planta de un edificio en Puerto Madero, uno de los barrios más caros de la ciudad. El señor me guió para que conociera todos los ambientes, cocina y baño incluidos, y dejó el dormitorio para el final. Era un ...
«123»