1. Perdí mi vergüenza en Búzios (2) Final


    Fecha: 24/04/2018, Categorías: Sexo Interracial Autor: Bettyeugen, Fuente: CuentoRelatos

    ... en forma absoluta de la vista y del oído. Y es así, con la privación de esos sentidos, como mi cuerpo se transformó en un volcán de sensaciones amplificadas dentro de mí.
    
    Entre esa sensación inédita y las ganas de tener la pija de Tarlis dentro de mí, entré en una vorágine de placer que me flexionaba las piernas, haciéndome difícil caminar.
    
    Tarlis entretanto, comenzó a acariciar mi cara, y luego aumentó mi confusión y mi borrachera de pasión cuando siento que me está desabrochando la camisa. Totalmente entregada, lo dejo actuar sin saber por dónde estoy siendo conducida. No me hubiera importado estar siendo observada por otras personas si es que ese era el deseo de mi dueño. Si su placer pasaba por ahí lo hubiera aceptado, sin la más mínima objeción. Seguía desabrochando botones y sus manos se repartían entre amasar mis tetas desenfrenadamente y levantarme la pollera sin ningún disimulo, para recorrer de punta a punta toda mi geografía. Sus dedos indiscretos volaban sobre mi piel, elevando mi temperatura a lo indecible… Me quita la camisa y con su boca chupa mis tetas desesperadamente mientras seguimos en nuestra caminata. No cuestiono ni pregunto dónde estamos, de tan ...
    ... entregada que estoy a su dominio. Me quita la pollera y sus manos y su boca son un torbellino sobre mi cuerpo confundido. Es ahí cuando caigo de rodillas y situado detrás de mí, me quita las ventas y los algodones.
    
    Desnuda frente al mar, con Tarlis abrazándome desde atrás, habiendo recobrado mis sentidos y sintiendo en mi culo la potencia de Tarlis, es que lo dejo actuar y me penetra, al principio tímidamente y luego, cuando nuestros cuerpos empezaron a ejecutar ese maravilloso entendimiento del sexo, lo fue haciendo más frenética y profundamente hasta que el hecho de sentir una tibia catarata dentro mío me provocó una oleada de placer que parecía interminable.
    
    Bañarnos en el mar desnudos pareciendo uno de tan abrazados, y seguir teniendo sexo de todas las formas posibles, hasta desfallecer, fue la síntesis de esa noche, cuyo fin nos sorprendió sin ropas, empapados de nuestros fluidos, fundidos en uno y escandalizando a un par de corredores tempraneros, que no podían dar crédito a sus ojos. Y sentí un enorme placer en ser observada al lado del que fue mi macho en esos días. Si quedaba espacio para sentir vergüenza, eso no fue posible... la había perdido toda ahí... en Búzios. 
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