1. Cuñada muy puta. Seduce al marido de su hermana en la fiesta de casamiento. Ser


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: Anal Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    Me “hago los ratones” con mi cuñada, desde que mi novia me presentó a Perla, doce años mayor. En sus treinta y pocos, exhibe una contundente belleza que me dejó loquito, rápida supo leer la pasión que despertó en mis jóvenes veintiún años.
    
    Fue madrina de nuestro apresurado casamiento, en la fiesta no pude menos que elogiarle los deliciosos atributos que se prometían en el generoso escote. No dejé dudas de mi admiración por ese par de tetas que harían la delicia de un goloso como yo, halagado el ego de mujer, asintió con graciosa sonrisa, que mi condición de calentón decodificó como posible ir por más.
    
    En la fiesta pagada por el padre de la novia corrían los brindis a discreción, en uno de ellos y el alcohol como excusa me insinué diciendo que me quita el sueño, simulando que me había pasado de tragos, tuve la osadía y el descaro de ir al frente, que me enganché con Luisa para estar cerca de ella. Acusó el golpe, sorpresa y duda, relajaba el autocontrol, se dejó llevar por la desfachatez del novio, tal vez, “entonada” por el champán o seducida por más de medio año de abstinencia de “carne en barra”, me deslizó al oído:
    
    - Al sentenciado al matrimonio, se le concede una última voluntad… ¿Que pide el condenado?
    
    - ¡A ti!... – era lo que esperaba y seguí: Si, tu eres la Perla, ¿cómo será...la ostra?
    
    - ¿La ostra? ¡La mejor! ¡Ni te lo imaginas cómo! - Aprieta mi mano y suspira…
    
    - Te creo, aunque...
    
    - Pará de hacerte los ratones, esta noche tienes una almeja ...
    ... donde esmerarte, pero… guarda algo de resto para esta ostra jugosa que te estará esperando…
    
    Nos comunicamos tan pronto llegamos de la luna de miel, tampoco fue nada del otro mundo, con el embarazo a mitad de camino el sexo con mi mujer no era una novedad.
    
    Nos invitó a su quinta el primer fin de semana largo. La promesa pendiente, atracción mutua, miradas que podían derretir el hierro de la verja, roces osados. A tanto llegó que, en un aparte de la reunión familiar, sentados frente a frente separó bien las piernas para que pudiera apreciar y regodear mis ojos mirando entre sus piernas, el vello púbico se ofrecía poniendo sombras donde debía haber parte de la tanga.
    
    En este juego de alto contenido erótico Perla gozaba ver como hacía para disimular el efecto de su exhibición en la bragueta.
    
    La noche pasó calenturienta, plagada de roces y toqueteos bajo la mesa.
    
    Me levanté temprano para matear (infusión de mate cebado), esperando... Llegó, me encontró mirando por la ventana, apoyó su cuerpo contra mi espalda, la dos tetas que me quitan el sueño, el perfume de sus feromonas a full, dicen que es ella, sin voltear busco su entrepierna, bajo la mini, no trae bombacha, entré en el suave vello, llego a la ostra caliente y húmeda.
    
    - ¡Ah, ah... Sentí que ostra tiene la Perla!
    
    - ¡Vamos fuera! ¡Nos pueden dar la cana (pescar infraganti)!
    
    Nos metimos en un galponcito que se usa para guardar las herramientas de jardinería, trancamos la puerta, desnudo total, exhibe ...
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