1. Núria 2


    Fecha: 13/07/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Charmander, Fuente: CuentoRelatos

    Hacía cosa de un mes, Silvia, mi compañera de piso, me había convencido para que me comprara un vibrador, y como me daba corte ir a una tienda erótica me compré uno por Internet. Era genial, con 6 marchas distintas, 50 euros muy bien invertidos. Solía usarlo cuando mi compañera salía de casa, o de noche, cuando ya dormía.
    
    Aquel viernes noche Silvia había salido con unos amigos, y como al día siguiente no madrugaba imaginé que llegaría tarde. Me encerré en mi habitación y desenvainé a Jimmy. Ah sí, mi vibra tiene nombre. Desde lo sucedido en la casa de campo de Marcos me sentía con la excitación a flor de piel, y cada vez que tenía la oportunidad de masturbarme lo hacía.
    
    Cogí mi portátil y me puse algo de porno. Vi un vídeo donde dos negros se follaban a una chica de piel muy blanca, el contraste de los colores de su piel me ponía mucho. La pusieron a 4 patas, y mientras uno le follaba el coño el otro se la metía en la boca, y eso que era una polla enorme. Luego, el que le estaba follando la boca paró y comenzó a follarle el culo, en una doble penetración. La chica empezó a gritar como loca, y yo, en vez de pensar que estaba actuando, pensé que si estuviera en su lugar gritaría lo mismo. Sin embargo, la fantasía de un trío todavía la tenía por cumplir, y ni siquiera había probado el sexo anal.
    
    Llevé mis manos bajo mis pantalones y mis braguitas, y comprobé que ya había empezado a humedecerme. Llevé una mano a mi clítoris y comencé a jugar con él. Pronto me desnudé de ...
    ... cintura para abajo para tener mejor acceso, y empecé a frotármelo más cómodamente con dos dedos. Extendí el flujo que destilaba mi coño hasta el clítoris, y seguí torturándomelo hasta tenerlo hinchado y dispuesto. Me tumbé en la cama con las piernas bien separadas y encendí el vibrador. Lo puse a la cuarta marcha (las tres primeras apenas solía gastarlas, demasiado suaves para mi gusto) y lo llevé a mi entrepierna.
    
    -Ahh –gemí cuando entró en contacto con mi clítoris.
    
    El vibrador vibraba sobre él deliciosamente, y comencé a moverlo en círculos. Enseguida comencé a animarme, y cuando estaba a punto de decidirme a metérmelo, oí que se abría la puerta de casa.
    
    Se trataba de Silvia, y por lo que se escuchaba no estaba sola. Oí risitas, y junto a la voz de mi compañera de piso, otra masculina. Aunque no era la primera vez que se llevaba a un chico a casa, si era la primera que coincidía con que yo estuviera tocándome, y me quedé cortada. Sin molestarse en averiguar si yo estaba en casa le llevó a su habitación. Yo seguía tumbada en la cama desnuda de cintura para abajo (tenía echado el pestillo de mi habitación), como sin saber si seguir a lo mío o no. Oía que hablaban, aunque no distinguía nada. Al rato, las palabras dieron paso a gemidos suaves, que poco a poco dejaron de ser suaves. Cuando quise darme cuenta, me sorprendí todavía más mojada que antes, y aunque estaba sola me sonrojé. No obstante, esto no impidió que volviera a coger el vibrador, y esta vez lo puse a la ...
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