1. Amor entre hombres


    Fecha: 21/03/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... una aventura que mejor sería olvidarla, y que siguiéramos como amigos, pero que en lo sucesivo nada de sexo.
    
    Mi amigo palideció y se puso a llorar. Yo sentía compasión por él, pero le aclaré que a mí me gustaban las chicas y que si bien disfruté haciendo el amor con él, como no lo consideraba "normal" no quería volverlo a hacer.
    
    Nuestras relaciones se fueron enfriando por mi parte, y no sé por qué, pues he de reconocer que lo deseaba y lo amaba, aunque estos sentimientos los escondía y me remordían la conciencia. Varias veces él me propuso hacer sexo y siempre me negué. Con unos meses de diferencia fuimos a la "mili". El me escribía muy correctamente y yo le contestaba. He de decir aquí que su carta era siempre la más esperada.
    
    Como yo no quería caer en los tentáculos de la homosexualidad, en uno de mis permisos conocí a una chica y empecé a salir con ella. Me gustaba, pero no la quería. Cuando acabé la "mili" formalicé mis relaciones y prácticamente dejé a la pandilla de siempre.
    
    Cuando Miguel se licenció vino a verme y al enterarse de que tenía novia se puso a llorar al tiempo que me recriminaba el que siendo su mejor amigo le hubiera callado mi noviazgo. La verdad es que no supe cómo decírselo antes y prefería que se enterara por sí mismo.
    
    No obstante, me veía a menudo con Miguel cuya forma de vida iba de mal en peor, pues se estaba degradando cada vez más dentro de su ambiente, bebía cada vez más y se emborrachaba a menudo. Pronto cayó en la droga. Miguel ...
    ... seguía amándome y decía que no podía vivir sin por lo menos verme. Yo hacía lo que podía aconsejándole de mil
    
    maneras para que cambiara de vida y que me olvidara en ese aspecto. Incluso quise que tuviera amistad con mi novia, lo que fue algo más que imposible, pues creo que cuanto más la veía más la odiaba.
    
    Poco a poco me fuí convenciendo de que mi atracción hacia Miguel había sido como una enfermedad y a fuerza de costumbre fui queriendo cada vez más a mi novia. Pronto llegó la decisión de casarnos, y cuando los preparativos, buscar piso, muebles, etc, notaba ya que el estado de Miguel se ensombrecía cada vez más. Vino el día de la boda, y la noche antes hice la despedida de soltero con varios amigos.
    
    Cuando terminamos en la discoteca, nos despedimos y quedamos Miguel y yo solos. Fué entonces cuando, regresando a casa con él en su coche, me pidió que hiciéramos el amor como despedida. No supe decirle que no, quizá porque yo iba un poco ebrio. Nos fuimos al apartamento de un amigo suyo y allí me entregué a él con la misma pasión que la primera vez.
    
    Hubiera deseado que aquellos momentos fueran eterno, pero cuando terminamos le dije que aquello era definitivo. Que yo deseaba vivir para la que sería mi mujer y no quería traicionarla. Miguel contestó que lo aceptaba, que le había hecho ya feliz al máximo y que no deseaba nada más en la vida. Me mostró el mayor agradecimiento que nadie jamás pueda mostrar y nos despedimos hasta la boda a la que estaba invitado.
    
    El ...