1. Mi chiquita preciosa


    Fecha: 17/03/2018, Categorías: No Consentido Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... para bombearla suave o rápido según sus requerimientos, para lamerle el cuello i casi destrozar sus sábanas por las resbaladas de nuestras rodillas y manos. Acabé una vez en su interior, y no llegué a sacarla que sentí las paredes de su celdita colmarse de mi semen, y entonces, aprovechando que mi erección no desaparecía seguí penetrándola impiadoso. Hasta que me la pidió en el culo, y no pude negarle tamaño capricho. Entró casi sin querer, aunque costaron los primeros segundos. Pero enseguida nos movíamos como abotonados por la cama, y luego por el suelo. No había forma de saciarla mientras me hablaba del culo de nati y de la poronga de diego. Todo lo que su culo generó en mis testículos terminó en su boquita apenas ella regó un almohadón con su sabia frotándose la conchita y queriéndola más adentro de lo que fuera posible.
    
    Había que frenar, preparar exámenes, seguir con la vida después de semejante regalo incomprensible del destino. Ninguno sabía cómo. Decidí bajar y pedir unas pizzas mientras ella se duchaba. Pero apenas llegué al último escalón vi a los ...
    ... mocosos en el fin de su despedida, a él sentado con ella encima tan solo en tanguita, derramándole toda su leche en esa conchita que lamenté no haber podido probar. Cuando me vieron se disculparon, pero yo les pedí que hagan lo que tengan que hacer y entonces sí podrían irse.
    
    Vi en efecto a la nati limpiarle la pija con la boca y subirle bóxer y pantalón para luego dejarse vestir por él. Les pedí un taxi, luego la pizza que tardó unos insoportables 10 minutos, cerré todo con llave y subí a cenar con mi niña.
    
    Brenda estaba acostada en bombacha y medias blancas, en tetas y con mucha hambre. Comimos, bebimos un vino fresco, hablamos de lo que pasó y ambos coincidimos en que no debía repetirse algo así entre nosotros. Pero nos juramos que si la casualidad o el deseo es más fuerte y no lastimamos a nadie con nuestro frenesí, entonces estaríamos dispuestos a entregarnos a cogernos como locos. Esa noche volví a chuparle la conchita y ella a saborear mi pene, pero hasta hoy fue la última vez. Naturalmente aquel fue el regalo más original de todos mis cumpleaños. fin 
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