1. Jugando en la cama con Anita


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Anal Dominación / BDSM Sexo con Maduras Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Jugando en la cama con AnitaEsa tarde llegué a casa bastante temprano y encontré a mi dulce esposa inusualmente caliente. Ana me confesó que no había querido salir a levantar un tipo cualquiera en la calle para sacarse las ganas y por eso me había esperado a mí….Se dirigió hacia las escaleras balanceando sensualmente sus redondas caderas enfundadas en unos ajustados jeans y me dijo que le diera diez minutos antes de subir a nuestra habitación.Traté de relajarme y me serví un vaso de whisky. Quince minutos después, subí las escaleras, intrigado por saber qué sorpresa había preparado mi mujercita…Allí estaba mi dulce Ana, acostada boca arriba en nuestra cama, con un pañuelo de seda negra cubriendo sus ojos, las rodillas un poco separadas, zapatos de taco alto en sus bellos pies, una finísima camisola transparente y una diminuta tanga de seda.Una de las esposas metálicas ya estaba cerrada sobre una de sus muñecas; solamente faltaba que me ocupara de la otra…Me acerqué sin decir palabra y levanté sus manos por sobre su cabeza, pasé sus manos a través del enrejado de la cabecera de la cama y entonces afirmé sus muñecas al otro lado, dejándola completamente inmovilizada, indefensa, a mi merced…Me senté junto a mi esposa y deslicé mis dedos por dentro de su tanga de seda, acariciando suavemente su clítoris y empapándome con sus jugos…Ana dejó escapar un largo suspiro y comenzó a gemir como una perra, mientras yo sentía su sexo húmedo e hinchado entre mis dedos.“Por favor... tengo ...
    ... mis pezones muy sensibles, a punto de estallar…” Suspiró Ana.Era verdad, cuando los acaricié con la yema de mis dedos, sus oscuros pezones se endurecieron todavía más de lo que ya estaban. Ana comenzó a jadear más rápido.Los dedos de mi otra mano seguían adentro de su concha, disfrutando de esa humedad caliente. Los retiré y ella se quejó por el vacío que le quedaba…La tomé de la cintura e intercambié posiciones. Yo quedé acostado boca arriba, deslizándome bajo el escultural cuerpo de Anita. Ella quedó montada sobre mi pubis, con sus delicadas manos esposadas a la cabecera por encima de mi cuerpo.Yo tenía una erección tremenda, sentía mi verga durísima.“Ahora vamos a jugar algo más divertido” Le susurré al oído, mientras de un manotazo le arrancaba la tanga negra de su cuerpo.Sus pezones estaban casi al alcance de mi boca. Sin tocar a Ana, los lamí de a uno, sintiendo que seguían hinchados y muy endurecidos. Tomé a mi grácil mujercita por la cintura y la hice descansar sobre mi verga erecta, que apuntaba hacia mi ombligo.La hice mover hacia adelante y atrás, para que sus labios vaginales se abrieran y con esa humedad resbalaran y rozaran todo el tronco de mi endurecida y caliente verga.“Se siente lo duro que estoy, putita mía?”. Le susurré mientras Ana gemía despacio.Ella respondió moviéndose hacia adelante y hacia atrás con más rapidez, como si quisiera empalarse en mi pija. Pero yo la sujeté con firmeza por la cintura y la levanté en el aire, rompiendo el contacto de su ...
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