1. Mis amigos machines de la Facultad I


    Fecha: 28/02/2018, Categorías: Gays Autor: Cojo, Fuente: SexoSinTabues

    Estudié filosofía y hace relativamente pocos años pasé por la Facultad en la materia cursar la licenciatura. Una vez que entré, el primer día reconocí a un joven que me resultaba muy atractivo. Yo lo identificaba, aún antes de ingresar a la universidad, porque yo participaba de la vida cultural de la ciudad y a menudo él estaba involucrado en vario eventos de ese tipo. Teto, un joven de 190cm de alto aproximadamente y muy delgado. De tez morena clara pero de rasgos caucásicos, incluso con ojos verdes. El cabello siempre lo traía revuelto y un poco largo, además de que lo tenía rizado. Su barba era gruesa y tupida; en general era velludo y de su camisa siempre se asomaban los pelos de su pecho. Cuando demoraba días en afeitarse le me miraba como lija. Él tenía cerca de 24 años y estaba en un nivel superior; yo andaba por los 21. Blanco, 175 cm, delgado, con cintura y buenas proporciones de pecho/espalda y nalguitas, apuesto, cabellera y barba castañas y largas, velludo, rasgos finos y siempre varonil, aunque nunca de closet; no grito mi condición pero gradualmente la gente se da cuenta. Pasados los meses, más o menos cerca de enero cuando las evaluaciones semestrales estabas sobre nosotros, ya hacía meses que yo era alumno y ya teníamos lazos amistosos con Teto pues el número de estudiantes de esta carrera se presta para socializar bien en una ciudad pequeña como la mía pues de antemano son pocos con esta vocación. A veces nos frecuentábamos, con la compañía de más amigos y ...
    ... compañeros, pues vivíamos cerca. Convivíamos hablando de la vida, de filosofía, enfiestándonos, brindando y fumando yerba. Regresando a enero, alguna vez vi a Teto angustiado porque debía entregar varios trabajo que tenía retrasados y traía el tiempo encima. –Si en algo puedo ayudarte, estoy a tus órdenes- le dije. De esta manera tomó mi palabra. Salíamos a las 9 de la noche de la Facultad y habíamos quedado ir directo a su casa, para escribir. Yo la haría de secretario. Él me dictaría sus pendientes y así agilizaríamos los productos textuales que debía terminar. Llegamos a su casa y sacó una botella de tinto y un par de vasos mientras preparaba unos tacos cuyo relleno no recuerdo. Cenamos y comenzamos a trabajar sin terminar de comer. Seguimos trabajando al terminar la cena y hasta entrada la madrugada. Tuvimos muy buen ritmo, en gran medida porque él debía entregar sus pendientes a las 10 de la mañana del siguiente día. Él me dictaba y yo escribía. Dábamos sorbos al vino hasta que se terminó la botella y consumimos los restos de otra más. Fumábamos yerba de cuando en cuando y por fin terminamos casi a las 4 de la madrugada. Cansados e intoxicados, nos dispusimos descansar. Había una cama matrimonial y me invitó a dormir ahí, con él, a su lado. Era un hombre riso y me tenía que inquietar. Nos acostamos vestidos y echamos las cobijas encima. Yo estaba inquieto y no podía descansar. Realmente estaba inquieto y muchas travesuras atravesaron mi mente. Por fin, harto de no poder ...
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