1. Un pervertido con máquina de taladrar


    Fecha: 12/02/2018, Categorías: Confesiones Autor: Juangalan, Fuente: CuentoRelatos

    ... habría visto así sus melones, pero me quedé con los ojos como platos, ahí agachado en la cocina... vamos, estaba como para que me vieran.
    
    Reparé en que eso podría pasar, podría venir alguien y dejarme sólo con esa visión tan fugaz de su desnudez. Me di cuenta de la excusa con que había ido y mientras oía el grifo de la ducha decidí abrir el del fregadero que tenía al lado para no levantar las sospechas de los padres y la hermana de la espiada. Fue abrirlo y agacharme de nuevo a mirar, y al volver a acomodar el ojo al agujero Sandra cerró su grifo, abrió la cortina con un fuerte gesto y al fin la vi completamente desnuda frente a mí. Y ese primer contacto visual con sus impresionantes tetas y su coño está unido a su cara de cabreo y sus voces mientras miraba hacia un poco más arriba de donde yo estaba (si me hubiera mirado fijamente me habría dado un infarto ahí mismo).
    
    -¡Queréis dejar de abrir el grifo cuando me ducho, que siempre me hacéis lo mismo, me voy a congelar, joder!
    
    Me levanté a cerrar el grifo, y ya oí pasos que se acercaban, pero quise volver a disfrutar de su cuerpo un segundo más y mirándole a las tetas nuevamente le grité "perdona, he sido yo, no me he dado cuenta". Vi que hizo una mueca como si le diera vergüenza ...
    ... haberme gritado así a mí sin saberlo.
    
    Tan cerca de mí, ella no sabía que había visto su gesto, al igual que su cuerpo desnudo. Me levanté y volví a poner las sillas rápidamente en su lugar justo antes de que entrara Clara y me pidiera perdón por no haberme dicho que no fregara y por lo grosera que había sido Sandra conmigo, le dije que no se preocupara mientras hacía esfuerzos por ocultarle la mancha que se había formado en la entrepierna de mi pantalón y que me hizo andar con mucha incomodidad.
    
    Fue corta, lo sé, pero al ser la primera la recuerdo especialmente. Luego he tenido más ocasiones, unas más tranquilas, otras también con la presión de tener más familia cerca que pudiera descubrirme allí agachado espiando a Sandra, incluso inmortalicé alguna de las sesiones acercando el objetivo de mis cámaras de video y fotos al taladro de la cocina. Si no hubiera luego tenido gracias a un rayo la oportunidad de hacer más cosas con ella, éstas habrían sido las experiencias más morbosas con mi cuñada.
    
    Y ahora intentaré deshacer el atasco del relato de mi última etapa como hipnotizador o anulador de voluntades o como se quiera llamar. Si no lo consigo o si simplemente el cuerpo me lo pide, volveré a hacer otro apartado con mis experiencias voyeur. 
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