1. Mi mejor amigo


    Fecha: 08/07/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: maria_98, Fuente: RelatosEróticos

    ... incluso un toque sexy, me siento cansada pero bastante tranquila. Estoy eufórica, siento mis músculos relajados después de la tensión acumulada por el placer que sentí hace unos instantes.
    
    -Has vuelto al mundo de los vivos—Noto la diversión en su voz y no puedo hacer menos que sonreír. Me acerco a darle un beso. Solo con sentir el roce de sus labios resurge mi pasión. Mi cuerpo se niega a comprender que acabo de experimentar un orgasmo que casi acaba con mi cordura. En lugar de estar satisfecha estoy deseando sentirle dentro de mí. –Creo que para continuar voy a tener que amordazarte, se han enterado todos los vecinos de que te has corrido en mi lengua—Sus palabras me encienden más y me siento encima suyo. Nuestros sexos desnudos se rozan y yo aprovecho para moverme encima de él.
    
    Me acerco a su oído parar susurrarle —¿Crees que gritarás más que yo?—en el momento en que le lanzo la pregunta me agarro con decisión a sus hombros y continuo con mi balanceo. Nuestros sexos se tientan, se calientan y se incitan. En un momento dado paro y le agarro el pene para metérmelo en el interior. Poco a poco voy notando como se abren mis músculos para él, se va haciendo paso mientras siento un gozo indescriptible. —Carla, me vas a matar—Lo oigo suspirar mientras termino de bajar y me muevo contra él.
    
    Pronto volveré a alcanzar el clímax si continuamos así. Baja su mano por nuestros cuerpos y me frota el clítoris. —Vamos nena, más rápido. Estoy a un paso de correrme—Sus palabras me ...
    ... avivan y sigo moviéndome sin parar. Lo monto y disfruto de ello. Siento como su pene roza cada espacio que hay entre mis paredes. Me siento llena, completa. Disfruto como nunca antes lo había hecho. El carpe diem cobra un nuevo sentido en mi vida después de esta noche. No deberíamos estar haciendo esto, probablemente alguien nos eche en falta ahí fuera pero a ninguno de los dos nos importa en este momento.
    
    Siento la familiar tensión en mi cuerpo y justo cuando estoy a punto de alcanzar el orgasmo que me lleve a la gloria, Sergio me hace parar abruptamente agarrándome por mis hombros. Intento moverme desesperada pero me mantiene bien sujeta para impedirlo –¿Qué haces?—no puedo evitar el tono reprobatorio que tiñe mi voz. A penas soy capaz de articular palabra. Sin darme ninguna explicación, me levanta con una sorprendente agilidad y me deja en la cama.
    
    Estoy a punto de protestar otra vez cuando me ordena—Ponte a cuatro patas. Es mi turno—Solo con su tono exigente, duro, implacable estoy a punto de correrme. No lo dudo, me coloco como él quiere. Siento sus por mi espalda, las va arrastrando hasta llegar a mi cadera y sin esperármelo entra bruscamente en mí. –Tócate, baja tu mano y tócate—su urgencia es la mía. Bajo rápidamente una mano y rozo mi clítoris con el dedo medio. Siento el cielo en sus penetraciones. No descansa ni un instante. Lleva un ritmo que daría vértigo a cualquiera.
    
    Entra y sale de mí sin control alguno. Siento la fricción que produce su sexo en el mío y ...