Las Tres exnovias de un virgen de 30 años - Relatos Eróticos

Las Tres exnovias de un virgen de 30 años

Paula era blanca, sus ojos rasgados y su cabello lacio eran color castaño.
La gente se daba cuenta de que me gustaba, yo era muy obvio, a pesar de que nunca lo dije expresamente. La gente solía burlarse de mi por eso, y creo que ella lo encontraba molesto, por lo que nunca sentí que le agradara ni un poco.
Con el tiempo se le fué haciendo una figura cada vez mas voluptuosa, ligeramente robusta, ya que era muy atlética, pero sin perder feminidad, especialmente porque sus atributos desde joven se notaba que seria cada vez mas grandes y redondos, tanto los senos como los glúteos, pero sobre todo destacaban sus piernas gruesas y torneadas.
Cuando entré a secundaria, su hermana, Celia, estaba en mi grupo, ella era muy parecida a Paula con la diferencia que sus ojos eran mas redondos y su boca mas grande y gruesa,  debo mencionar que sus pechos y trasero eran muy notables, aun mas grandes que los de Paula, pero además era un poco mas gorda. 
Nunca tuve control sobre esa relación, pues empezó sin que yo lo planeara; un día le pregunté a Celia si su hermana también entraría a nuestra escuela, y ella me dijo que si, luego me tomó del brazo y me llevó a un rincón para preguntarme, de una vez, si su hermana me gustaba, creo que ella si tenía la intención de apoyarme, quizá creyó que me esforzaría en hacer feliz a su hermana dado lo obsesionado que estaba con ella, quizá sabía que yo era inofensivo y prefería que anduviera conmigo que con alguno de los malandros y juniors galanes ...

... que la rondaban. Nunca lo sabré, el caso es que, unos días después me llegó con una carta escrita por Paula donde me decía que si quería que fuéramos novios.
Fue una relación bastante tonta, incluso para los estándares de una relación de secundaria, principalmente por mi falta de cualquier virtud como pareja, ella terminó conmigo al poco tiempo sin que siquiera le pudiera dar un beso. Fue mas el tiempo que duré acosándola para que regresáramos que lo que duró nuestra relación. 

Al poco tiempo, la vi montada en en una motocicleta conducida por un malandro de la secundaria; iba por la calle con un amigo y éste expresó admiración por las magnificas piernas que veía venir en la parte trasera de ese vehículo, los inconfundibles muslos de mi ex, para después aumentar su estupefacción al verse alejándose ese perfecto trasero, resaltado por la posición en la que iba (aunque él no sabía que había sido mi novia, aunque fuera por escrito), después se quejó de que ese tipo de vato siempre traía a las mejores morras. 
Y así me tocó solo verla desde lejos, a veces llorando, lógicamente por las chingaderas que le hacían lo patanes con los que salía, sin poder ir a consolarla porque me faltaban las bolas para volverme a acercar a ella.

Solo la volvería a ver en las fiestas de XV años de su hermana y después en la de ella, pues como mencioné nuestras familias eran amigas, y después de eso, solo ocasionalmente por la calle (pues vivimos en una ciudad pequeña).

Ella se embarazó durante ...