1. Infiel una vez, infiel siempre


    Fecha: 30/01/2018, Categorías: Anal Primera Vez Tabú Autor: Femmefatale969, Fuente: xHamster

    ... lengua buscó mi lengua. Me dejé hacer. “Me has convencido. Hoy no quiero ser infiel, seguiré la voz de mi corazón” Se apartó de mí, se desabrochó el sujetador y lo dejó caer. Sus dedos se deslizaron muslos abajo arrastrando sus bragas negras. Quedó desnuda frente a mí. Su figura era espléndida, una mujer madura, hecha a la vida, con mirada sólida y sin titubeos. Tetas perfectas, pezones rosados, caderas abundantes, coño con el vello elegantemente perfilado, muslos carnosos, hombros firmes y sonrisa delicada. Toda una mujer.Bajamos a donde estaba el jacuzzi, ella delante, desnuda por las escaleras y yo, como hechizado detrás. Al llegar, la ayudé a entrar en la bañera, subí un poco la música, y me acerqué al comedor a por un par de copas y una botella de champán que ya estaba es su punto justo.Al volver a la habitación estaba recostada, dentro de la bañera, con los ojos cerrados y una cara de quietud absoluta. Sin abrir los ojos me dijo, “quiero que te desnudes y me acompañes”. Me acerqué despacio, entonces se incorporó, y me dijo, ven, empezó a desabotonarme la camisa, muy despacio, mientras me decía con voz queda, “ya sabes que pienso que los hombres con camisa ganáis mucho, pero sin ella aún más”. Sus dedos iban acariciando mi pecho al tiempo que la camisa se deslizaba por mis brazos.Sus manos se dirigieron a mi pantalón, me lo desabrochó, bajó la cremallera y cayó al suelo. Mi polla estaba despertando de su letargo, cuando con sus dos manos me bajó el calzoncillo, al ...
    ... inclinarse, su barbilla rozó mi pene y reaccionó poniéndose más tieso. Me metí en el jacuzzi junto a ella.Pasamos largo rato juntos, acariciándonos, besándonos, su cuerpo se movía en el agua con gracilidad, sus tetas aparecían y desaparecían debajo del agua, dejándome ver sus pezones tiesos, su risa se hacía cada vez más libre y descarada, el calor del alcohol y del agua fue derribando barreras. “¿Quieres que te de un masaje?” Le dije. Claro, como no, fue la respuesta.Salimos del agua, la sequé con la toalla abrazándola fuerte contra mí, mientras besaba su cuello y su oreja. Completamente desnuda la tumbé en la camilla de masaje y me unté las manos de gel. Su espalda era una autopista para mis manos, su cuello, sus hombros, sus brazos, sus caderas, todo en esa mujer me volvía loco.Dirigí mis manos hacia su culo, lo acaricié despacio, masajeando cada una de sus nalgas, luego metí la mano por debajo, buscando su coño cálido y húmedo, no se movió, seguí buscando con mis dedos, primero las yemas, luego dos dedos, luego tres, poco a poco fui entrando en el calor de su sexo y ella poco a poco fue cediendo terreno, elevó un poco el culo para poder entrar más adentro. Los primeros gemidos, leves, luego un poco más fuertes, y más, su respiración se fue agitando al tiempo que mi mano seguía hurgando su coño y jugando con su clítoris, tieso, grande, desafiante.Empezó a gritar, me corro, me corro, joder, me corro, Jorge, Jorge, sigue, no te pares ahora, sigue, sigue. Me empapó la mano, la ...