LA MAESTRA APRENDE DEL SEXO - Relatos Eróticos

LA MAESTRA APRENDE DEL SEXO

Me costó conseguir esta historia, que se animara de contar. Espero lo disfruten,  va sin nombre ya que es real.
Siempre fuí una chica muy tímida, de pocos amigos. La verdad me gusta estar más sola, así que cuando me recibí de maestra me fui a una escuela rural. Como hija adoptiva de una pareja muy religiosa y bastante mayores, el sexo siempre fue tabú, o mejor dicho como algo malo. Tanto así que me puse de novia en el último año de estudio, perdí la virginidad y me separé al poco tiempo, por lo que considero no fué una buena experiencia. Se que no tengo cuerpo de modelo, soy bastante alta, mido 1,80 y bien pulposa con mi figura bien definida por tener un gran trasero y unas tetas enormes. Aunque tenía muchas proposiciones siempre me negué pensando en que me querían coger solamente.
Pero la soledad y mi cuerpo en sí comenzaban pedir atención. Estaba viviendo en una escuela que estaba a 10 km. del pueblo más cercano, donde los chicos llegaban desde distintos puntos para tomar clases. Después de las 15 hs. me quedaba sola nuevamente hasta el otro día, donde mi jornada continuaba viajando al pueblo a reaprovisionarme o viendo televisión satelital o saliendo a caminar o bicicleta.
La cosa cambió cuanto la persona que hacía de ordenanza, se toma una licencia larga por temas de salud. A ella la suplanta un cincuentón que vivía en el pueblo, se desempeñaba en otra escuela lejos de ahí y cuando salió este tema pidió cubrir esa vacante para estar más cerca de su casa. Estaba ...

... divorciado y vivía junto a una de sus hijas con su familia.
Los primeros días el contacto era casi nulo, apenas me limitaba a hacerle alguna que otra pregunta y compartíamos momento en la hora del almuerzo. Con los días empecé a observarlo trabajar desde la ventana del aula, me empezaba a excitar cuando se quitaba su camisa y mostraba su físico todo musculoso por el trabajo duro de campo. En una semana me dormí masturbándome por ese hombre.
El ya se daba cuenta de lo mucho que lo observaba, así que buscaba de estar cerca de mí, las miradas eran lujuriosas de ambos. Al día siguiente festejaríamos el 9 de julio así que había planeado darles una chocolatada a los niños, total eran tan solo 12. Así que Roberto me dijo que él se encargaría de todo. Esa tarde se retiró en su moto junto con los niños como hacía siempre, y yo aproveche de salir a andar en bicicleta ya que la ruta está a 1 km. del puesto donde está la escuelita delimitada por un alambrado y un portón de ingreso. Cuando regreso, me estaba por ir a duchar y recuerdo que no había encendido la bomba para subir el agua al tanque que alimenta tanto la escuela como mi casa que está a tan solo 20 metros, y el tablero de encendido está en la cocina de la escuelita. Me dirigí ahí descalza y en ropa interior a través del jardín que une las dos construcciones, cuando entro a la cocina lo encuentro a Roberto amasando, estaba preparando facturas para deleitar a los chicos el día siguiente.
Me quedé inmóvil por la sorpresa, él de ...