La perrita paga las deudas de su ama - Relatos Eróticos

La perrita paga las deudas de su ama

Mi ama y yo íbamos a una reunión con uno de sus amigos, la cual prometía ser una velada llena de sexo y perversión dónde podría demostrar todo lo que mi ama me había enseñado. Sin embargo, el motor empezó a hacer ruidos extraños, así que tuvimos que detenernos en la calle.

Afortunadamente, cerca de donde nos detuvimos había un taller mecánico. Mi ama me ordenó que bajara del carro y juntas llegamos al taller. Mi ama explicó al jefe de los mecánicos el problema, y él y su ayudante empujaron el carro hasta el taller.

Los mecánicos no tardaron en emitir su diagnóstico, no era nada de tener y la reparación podría estar en unos minutos, pero eso sí, ellos cobraban por adelantado.

–No traigo efectivo– dijo mi ama.

–Uy, lo siento doñita, pero si no hay varo no le hacemos el trabajito– respondió el jefe.

Mi ama sonrió, se acercó al jefe y dijo muy seductora "¿Sólo acepta dinero?". El mecánico se puso nervioso y el ayudante, notando que en eso no podía ayudar a su patrón prefirió retirarse a una oficina al fondo del taller. "Depende" respondió el jefe.

– ¿Ves a esta perrita? Bueno, ella siempre paga mis deudas por mí.
– Ah si ¿Y qué sabe hacer? – preguntó interesado mientras se sentaba en una silla cercana. 
–Anda puta, muéstrale lo que te enseñé.

Yo sin mucho pensarlo me acerqué al mecánico, la situación ya la tenía bastante caliente y cuando me arrodillé frente a él noté el bulto en su pantalón. Bajé el cierre y liberé una buena verga, la cual empecé a lamer ...

... despacio, iniciando por la punta, seguí después por los laterales, disfrutando del líquido preseminal que brotaba del pito y finalmente me lo metí todo a la boca para comerlo entero.

El asistente del mecánico se asomó por curiosidad en ese momento, creo haber escuchado la invitación que mi ama hizo al observador, quién aunque un poco penoso se acercó a la escena. 

Yo me detuve un instante para pedir al jefe que se levantara, aceptó curioso. Después de que se paró seguí comiendo su verga medio inclinada e indiqué con las manos al otro mecánico que podía disponer de mi culo, el cual ya estaba chorreando por la situación.

El otro mecánico olvidó la timidez y sin previo aviso, subió mi falda y me metió toda su verga en el culo, empezó a meterla y sacarla muy rápido, mientras me daba un par de nalgadas. Ahí estaba la perra de mami disfrutando de un par de ricas vergas para pagar la deuda de su ama.

El jefe apretó mi cabeza para que comiera más fuerte, mientras el otro continuaba con embestidas, descubrí que aunque tenía cara de no matar ni una mosca, era el más rudo, pues mientras me penetraban no paraba de gritarme cosas como "zorra", "puta" y "cerda" y además se atrevió a disfrutar de mis tetas, las buscó con sus manos y a través de la ligera blusa que traía comenzó a masajear mis tetas y pellizcar mis pezones. 

Así estuvimos unos minutos. Hasta que ambos terminaron por venirse, los dos se corrieron en diferentes orificios de mi cuerpo. Los sentí a ambos suspirar ...