1. Cogiendo con mi hijo -1


    Fecha: 29/01/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Josefine, Fuente: CuentoRelatos

    ... gemidos y acción. Me sacó la camisa del pijama y dejó mis tetas al descubierto. Con las manos y la boca se abalanzó sobre ellas mientras que yo, apoyada en el borde de la mesada, tiraba mi cabeza y mi torso hacia atrás dominada de placer. Chupaba y manoseaba mis pechos y con la otra mano corrió mi tanga de algodón y se untó los dedos en mis jugos. Metía y sacaba dos y tres dedos y con el gordo me frotaba el clítoris. A la mierda que Pablito sabía usar sus manos. Y la lengua también: me subió a la mesada y se agachó a chuparme la concha, y acabé en un dos por tres. Se paró y al palo como estaba, me la clavó de una iniciando un bamboleo que me sacó un orgasmo atrás de otro. Mientras me la ponía, me levantó un poco del mármol y pasó un dedo por la concha que chorreaba jugos deliciosos que usó para lubricarme el culo. Clavó ese dedo de forma maravillosa. Tenía su pija en la concha y un dedo en el orto que subía, bajaba y daba vueltas. Que placer sentía. Era como con su padre. Una vorágine de placer.
    
    Me bajó de la mesada y me obligó a chupársela agachada. Se la devoré durante varios minutos a la vez que el me tocaba las tetas y yo me metía mis dedos en la concha. Me paró, me dio vuelta y me hizo volcarme de frente sobre el mármol de la mesada, apuntándole con mi culo. ...
    ... Ya sabía que iba a entrar por ahí y le dije “no pierdas tiempo”. Me la clavó y comenzó a sacudir. No paraba y yo acababa una y otra vez. Seguía usando mis dedos para darme más placer aún. Hasta que dijo: “acabo” y sus contracciones se transmitieron por todo mi recto hasta cubrir cada célula de mi cuerpo. Parecía que con la eyaculación Pablo también se metía de cuerpo entero en mi orto. Como lo sentí, como lo disfruté. Que delicioso.
    
    No hablamos. Sólo nos abrazamos y besamos. Pablo llamó al trabajo para decir que no se sentía bien y que se quedaría en casa. Teníamos cuatro horas libres hasta que Sofía viniese del colegio y las aprovechamos. Cogiendo en la ducha. En mi cama. En la suya. De nuevo en la cocina. En el comedor. En el jardín. Fue un día de sexo impresionante al mejor estilo de los que tenía y tengo con Gustavo.
    
    Y al día de hoy casi un año después de esa primera vez con Pablo, lo seguimos haciendo en todo momento. Es mágico cuando después de coger con mi hijo voy a encontrarme con Gustavo. Mis dos machos juntos. Ojalá fuera posible al mismo tiempo. Pero ni uno ni otro aceptarían eso. Y Pablo no quiere saber nada de que su padre vuelva a casa, pero de a poco va aflojando porque sabe que ni loca dejaría de coger con él. Seguirá siendo mi amante por siempre. 
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