1. WhatsApp


    Fecha: 27/01/2018, Categorías: Hetero Autor: priscilla69, Fuente: CuentoRelatos

    ... abrir los ojos y ver a María, era como partir de cero y volver a empezar.
    
    Ella, le suplicó que se la follara, pues ya no podía más. Él, obedeció a su súplica, pero ya, dando por hecho que le daba igual haberse enamorado de un espejismo, y que María ya no estaba a la altura de sus posibilidades amatorias.
    
    Juan, entraba y salía de la vagina de ella, con la cabeza llena de pájaros y no muy puesto en la labor de realizar una buena follada.
    
    María se movía, dando rotaciones con sus caderas, intentando incrementar el placer en él, que a pesar de todos los esfuerzos que estaba haciendo para qué llegase al clímax, estaban resultando ser inútiles.
    
    -¡Sé que estás con otra!
    
    -¡No, no!
    
    Pero dicho esto, y tras correrse porque ya no podía dar más de sí, Juan se puso en pie y se vistió.
    
    Le dijo a María que lo suyo había pasado a ser sólo amistad y que no podía seguir con ella.
    
    Desapareció tras la puerta, dejando a María derrotada.
    
    Escribió un WhatsApp de inmediato a la misteriosa mujer, para pedirle la dirección.
    
    Ahora sí, necesitaba tocarla, hablarle, follársela...
    
    Nunca había estado tan seguro de su necesidad de conocerla.
    
    Durante el trayecto a la casa, la imaginó de espaldas, liada entre fogones, con el trasero al aire y la cadera atada al lazo del delantal, delatando las formas de su anatomía. Acercando su boca a esas nalgas con forma de corazón. Tanteando su sexo con sus firmes y a la vez temblorosas manos. Jugando con su lengua y las paredes de su ...
    ... cálida y acogedora vagina. Y como no, penetrándola y cabalgándola, intentando saciar las peticiones de esa fogosa mujer.
    
    Ella, comiendo hasta la saciedad su dura y desesperada polla, acariciándola con su lengua, masajeándola entre sus dientes.
    
    Y como última escena, pues el taxi está llegando al portal, ambos extenuados sobre la cama. Sudorosos y saciados, mientras los fluidos de sus cuerpos, yacen esparcidos por las sábanas.
    
    Paga al taxista y sube hasta el tercer piso corriendo. No tiene tiempo de llamar al ascensor.
    
    Al fin llega. La puerta está abierta.
    
    Allí al fondo, divisa una silueta.
    
    Se acerca lentamente a la cocina.
    
    ¡Pues sí! Le está esperando, en delantal y sin nada debajo.
    
    -¡Oh... no!
    
    Exclama Juan, pues la silueta de la misteriosa mujer del whatsapp, nada tiene que ver con la que tiene ante él.
    
    Descubre el cuerpo de una mujer, que dista años luz a la que le había enamorado. Su cuerpo, medio encorvado, soporta unos cuantos kilos de más. Las enormes y flácidas nalgas, le nublan la vista. El rostro, no es ni mucho menos angelical. Hace años que dejó de serlo, o, mejor dicho, tiene toda la pinta de no haberlo sido jamás.
    
    La libido de Juan, cae de bruces contra el suelo, y el amor, sale disparado por la ventana. Siente unas irresistibles ganas de llorar.
    
    -¿Por qué me hiciste esto?
    
    -Quería comprobar lo seductor que eres con las mujeres, y ese poder de enamoramiento que irradias hacia nosotras, te lo podíamos trasmitir en forma contraria. ...