1. Mi hermana Julia - 4 -


    Fecha: 26/01/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... reanudar mi acercamiento. Por la mañana temprano Julia visitó mi cuarto y me dejó sus braguitas. - Nos vemos en la cocina para el desayuno. Salió de mi habitación y fue a ducharse antes de que yo me levantara. Cuando bajé a la cocina Julia ya tenía puesto el desayuno y convinimos en hacer las tareas de la casa juntos para poder charlar al mismo tiempo. Mientras recogíamos la ropa sucia para poner la lavadora pensé que era el momento adecuado para que yo pudiera confirmar mi creencia de la favorable predisposición de Julia hacia mí. ¿Cómo hacerlo? Pues de la forma más simple. Preguntar. - Julia, dime. ¿Cómo recuerdas lo que pasó en el baño de arriba el sábado pasado por la mañana? - ¿La paja que te hiciste mientras yo te miraba? - Claro, ¿qué otra cosa iba a ser? - Pues con mucha vergüenza, Luis; lo recuerdo con mucha vergüenza. No dejo de pensar en ello y creo que hice mal. No debí subir; pero no pude resistir la tentación y quedarme abajo. Así que te seguí. Pero eso ya está hecho y de nada sirven las lamentaciones. - Y ¿Por qué tenías que resistir la tentación, Julia? No lo entiendo. Te dejaste llevar por tus impulsos. Por lo que tú sentías; por lo que el cuerpo te estaba pidiendo en ese momento. ¿Por qué razón no podías hacerlo? Menos mal que subiste. Te lo habrías perdido de no haberlo hecho. - Y bien que me gustó verte. Luis, me diste una sorpresa de campeonato. No podía quitar los ojos de tu polla. No me la imaginaba así. Para tu edad, está algo por encima de la ...
    ... media. Te seré sincera, Luis; lo pasé genial. - Eso me pareció. Pero si te hubieras controlado y quedado en la cocina, eso que te habrías perdido. No te controles tanto, Julia. Te perderás cosas. - Ceder siempre a los impulsos no es bueno, Luis. Muchas veces es necesario controlarlos. Ya una vez me dejé llevar, como tú has dicho antes. Ni siquiera me planteé resistirme, y las consecuencias pudieron ser funestas. Para mí y, de rechazo, para la familia. Afortunadamente todo se solucionó. Lo que ocurre es que parece que no escarmiento. El sábado me volvió a suceder algo parecido y tampoco resistí. Pero, bueno, eso es cosa pasada. No viene a cuento recordarlo ahora. - Me has asustado, Julia. Se puede saber qué es lo que te ocurrió. Hablas de consecuencias funestas. ¿Tan grave fue? - ¿De veras quieres saberlo, Luis? Es algo triste. - Solo si me lo quieres decir, Julia, pero sí; me gustaría saber qué fue. Si queremos conocernos mejor creo que no deben existir muchos secretos entre nosotros. Tú verás, Julia. Lo que tú creas más conveniente. Mientras hablábamos habíamos puesto ya la lavadora y teníamos recogida la cocina. - Ven; vamos al salón. Estaremos más cómodos y podremos hablar más tranquilos. Entramos en el salón y me senté en el sofá. - Luis; tú no sabes apenas cosas de mí y creo que va siendo hora de que empieces a conocerme mejor. Ya no eres un niño y puedes entender ciertas cosas. Tú hermana Julia, tu queridita hermana Julia, la modosita y siempre juiciosa y recatada hermana ...
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