Mamá y las nenas 2 - Relatos Eróticos

Mamá y las nenas 2

... otro… Hacía más de 20 años que le daba resultado.
-¡Tengo ganas de llenarte la conchita! ¿Puede ser?
-¡Si tesoro! ¡Claro! ¡Lo que quieras!
 	Apreté fuerte la mano que tenía en su teta… y con la otra la tomé de la cadera.
-¡Aggg! ¡Agggg! ¡Aaaaaahhh! – Me encanta apretarla bien contra mí en esta postura, pues siento el culo en mi ingle. La iba a sacudir…
-¡Dejala un ratito! ¡Me gusta sentirla! 
	Nos relajamos…, con la pija dentro de su cocha… ¡Fabuloso!
-Papi…, cuando te diga…, si la sacás…, vení rapidito a mi boca… ¡Te la quiero chupar y dejarla limpita!
-¡Justo, justo! Haré lo mismo con tu conchita! – “¿Conchita?” Bueeeeeno…, hay que ser comprensivo… 
	Dejé relajarla al máximo. Yo sabía que lo máximo que podía chupar en la concha de Lorena era mi propia semen…, pero no me importaba… ¡siempre habría jugos de ella!
-¡Hay va tesoro! – Me levanté de un salto y puse la pija en su boca.
-¡Mmmmm! ¡Sabrosa! – Lori lamió, chupó y mamó con todo su arte.
-¡Mi amor! ¡Qué rico qué lo hacés! – Arrodillado sobre su cara, me fascinaba ver como chupaba…, con los ojos cerrados y una carita de ángel…  	
	Cuando noté que quedó totalmente limpia me incliné sobre ella… y le dije al oído…
-Mamita… ahora me toca a mí… - Y fui hacia la mojada cajeta… 
¡Riquísima! ¡El semen y los fluidos hacían el coctel más delicioso! Lorena se arquea y levanta sus caderas. 
-¡Así papi! ¡Así! ¡Aaahhh! ¡Aaayyy… me… paaapiiii… me matás…! – Lorena cerró la jornada con un espectacular orgasmo…, y yo ...

... terminé con una acidez tremenda…
Y… así nos quedamos…, tirados…
-Mi amor…, tengo que irme…
-Si… ya sé…, para coger con Araceli…
-Bueno…, no tanto así. Primero cenar…, recuperar fuerzas…, hacer la digestión…, pasa un tiempo…
-¡Jajaja! ¡Cómo te recibe Ari? ¿Cómo yo? ¿Te la chupa cuando llegás?
-Y… a veces… 
-Estoy segura que yo lo hago mejor…
-Sin duda, nada te supera en el sexo. ¡Nadie!
	Me vestí rápidamente, más que nada para que Lorena no insista en sacarme semen, o pasarme una teta por la cara, o algunas de esas cosas que te vuelven loco. Son cosas hermosas, pero no se puede abusar…, porque el tiempo pasa.
Nos recontrabesamos. Besos por todas partes. Le dije bien alto, para que escucharan las nenas, “besalas de mi parte”. Me dijo al oído: “¿les digo que querés darles un beso?”
-No, por favor. ¡No me iré nunca!
Por fin pude “escaparme”. Ni para bañarme tuve tiempo. Fui directamente a casa. Ari estaba preparando la cena.
-Hola mi amor. - Nos besamos y acariciamos.
-Uy, ¡la tenes dura! – Araceli me agarró fuerte el bulto. - Me parece… ¿a ver?
Se agachó, me bajó los pantalones y se la metió en la boca.
-¡Hey! ¡Desgraciado! ¡Tenés sabor y aroma a concha! ¿A quién se la metiste?
-¡Jajaja! A Lorena…
-¿Lorena? ¡Lorena! ¡La amiga de mamá!
-Si… ella…, Lorena…
-¡La mama de las nenas! – Araceli la tenía ubicada. – Mamá te la presentó ¿no? Y una de las nenas trabaja con mami…
-Si…, ella me las presentó…
-¡Qué guacha mi madre! ¡Seguro que le habló maravillas de vos! – ...