1. Pregunta Comprometida


    Fecha: 01/06/2021, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Por entonces tenía el kiosco justo enfrente. Solo iba a comprar cigarrillos y algún caramelo, o cosas así. Pero un buen día, de buenas a primera, se fue. La señora que atendía me lo había dicho, pero no que pasaría tan rápido. Le comenté a Leo. Vos la conocés. Hablé de ella en “Al final se lo dije”, un relato publicado hace 5 o 6 meses atrás. Bueno, le pregunté si sabía de algún kiosco cerca, de vago nomás, para no tener que caminar 300 metros. Me dijo que habían abierto uno, acá a la vuelta, una cuadra y media. Era una casa común. En una ventana, estaba el kiosco, utilizando una habitación. 
    Allí fui uno o dos días más tarde. Había un timbre. Llamé. Y apareció una morocha. De locos. Unos ojos, unos labios, una carita absolutamente hermosa, un cuerpo, lo que veía, de la cintura hacia arriba, muy bueno…, muy buenas tetas… Y sobre todo lo que me transportó al paraíso: una sonrisa maravillosa, unos dientes perfectos… Me atendió como si fuera cliente de toda la vida. Podía ser solamente profesional. ¡Al fin un nuevo cliente! ¿Qué sé yo? ¿Será así?
    Compre mis cigarrillos…, y me fui. Otra no me quedaba…
    Por supuesto, al día siguiente volví. Volvería día a día. En algún momento…, bueno era un sueño…
    Al segundo o tercer día me dio conversación. No recuerdo de qué, pero quería conversar. Profesional o no, me encantó. Su voz de medio tono, dulcísima, de contralto. Era una caricia. La tutié. Ella también. Su nombre es Laura. Un nombre de hermosas resonancias para mí, que me ...
    ... transportaba a treinta años antes.
    Antes de llegar a la semana nos quedábamos conversando hasta que aparecía un cliente. Yo en la vereda. Ella del otro lado de la ventana. No había otra posibilidad. Hermosa y conversadora. Nos contamos parte de nuestras vidas…, lo posible, claro. Había una socia que a veces aparecía. Se ocupaba del abastecimiento. También muy rica, pero no tanto. Ambas de alrededor de los treinta y pico. Entre 35 y 40. Muy a punto ambas, pero a mí me gustaba Laura. Esta morocha de ojos negros, labios rojos y sonrisa de paraíso. La socia rubia, de hermosos ojos celestes y muy blanquita. Pero no se empardaba con Laura. Hablamos un poco de la cuestión sentimental. Yo quería saber su condición. ¿Esposa, novia, separada, divorciada? No llegué a la condición de lesbianismo…
    Según ella, no era nada de eso. Me habló de algunos novios. No podía creer que una mujer tan hermosa no tuviera un amante. Yo le conté de mi viudez. Me pareció que le agradó mi “estado”. Se descontracturó y me conto lo del “último”.
    -¿Sabés qué me pasó con el último novio qué tuve? ¡Es de no creer! – Laura se había puesto en onda “confidencial”. – Se había parado…, y a mí se me ocurrió decirle “qué lindo culito que tenés”…, y se lo acaricié… ¡Se puso furioso! “¿Qué te creés? ¿Que soy un puto?” Se vistió y se fue. ¡Hay tipos locos!
    -¡Jajaja! Es de no creer…, pero no tanto. Todos tenemos algo de femenino… y toda mujer algo de masculino… 
    -Si, claro…
    -Pero… ¿sabés qué? Creo que al tipo le dio miedo ...
«1234...15»