La revancha. - Relatos Eróticos

La revancha.

A pesar de que varios días de la semana que siguió estuve con Hilario, quien como siempre me surtió con mucha generosidad, lo del clérigo me llegaba a la mente con mucha insistencia, ansiaba que pronto llegara el sábado para ir a dormir a la casona de la Iglesia y volver a vivir lo que me hizo el padre. Cuando al fin llegó, el cura nos dijo a El Grillo y a mí, que nos esperaba a los dos, después del rosario del sábado para cenar, quedarnos a dormir para estar listos, uno para la misa de gallo y los 2 para la misa de 8 en la que iba a celebrar la misa para una primera comunión en la que nosotros también tendríamos que recibir la comunión, por lo que habría que confesarse. Cuando nos lo dijo, se me aflojaron las corvas y me corrió un frio por todo mi cuerpo. Me llenaba de pavor pensar que tendría que confesarle todo, incluyendo lo que había estado omitiendo en mis confesiones durante 2 años, desde que hice mi primera comunión. Dándole vueltas a asunto, llegué a la conclusión de que el cura no tenía nada que reprocharme, toda vez que él “cojeaba de la misma pata”, hasta tendría la oportunidad de hurgar para ver que encontraba acerca de su comportamiento. Pero no pasó nada, le confesé todo y lo único que me dijo fue que la carne es débil, pero cuando se hace sin malicia y con amor, cualquier pecado es perdonado. Cuando lo cuestioné acerca de lo que él mismo hacía, me dijo que estaba muy en paz porque no lo hacia por maldad y él se confesaba directamente con el Señor. Así las ...

... cosas, todos quedamos en sana paz.
Temprano, luego de cenar, El Grillo y yo nos fuimos a dormir. Como siempre, cerramos con llave por dentro, tal como nos había instruido la señora que atendía la casa. Nos acostamos juntos y sin ropa, pero pronto nos quedamos dormidos sin hacer nada, estábamos recién confesados. No se a que hora de la noche, sentí que alguien se acostaba atrás de mi y en automático, la verga del padre, aún flácida pero muy caliente, quedó casi en la puerta trasera de mi cuerpo. De inmediato nos abrazó a los dos e hizo que mi cuerpo quedara pegado al de mi amigo y con mi verga también apuntando a su ano. El hombre estuvo jugando con los dos cuerpos. A mi, dándome piquetitos como para buscar la entrada y al Grillo sobándole el pito. Cuando a los 3 se nos paró y yo estaba buscando metérselo en el hoyo del de adelante, el hombre dijo que ahora lo íbamos hacer diferente. Se brincó hasta con el Grillo, lo puso boca arriba y él se la empezó a mamar tomando una posición fetal, exponiendo su agujero. Yo me puse atrás de él y empecé a buscar por donde meterlo. El señor ya iba preparado, en cuanto acerqué mi verga ya de buena consistencia a su culo, noté que ya estaba resbaloso por un aceite que se había aplicado previamente. En cuanto empujé, le entró con mucha suavidad y sin ningún obstáculo.
El señor tenía unas nalgas muy apetitosas, firmes y bien formadas, propias de alguien que hizo y aún hacía mucho ejercicio. Eran redondas y muy suaves, no tenía ni un pelo, ni en ...