Chupa-pinga - Relatos Eróticos

Chupa-pinga

... está en la sierra.
-Si mi marido está de acuerdo, no creo que haya problema ¿no es así cariño?- le pregunté al negro.
-Pero hay unas condiciones que debes cumplir:
1.No hablar en ningún momento.
2.Caminar en cuatro patas cuando estés frente a él.
3.Hacer caso en lo más mínimo que te pida.
5.Dejar que te penetre sin condón.
6.Dormir en una jaula.
7.Todo será en una casa en la sierra, que tú nunca sabrás la exacta ubicación.

Luego de que Armando nos explicara todo y de aceptar un buen dinero de adelanto, descansamos, aunque yo estaba con muchas dudas, lo tomé como una aventura, al día siguiente Armando y yo iríamos  en un coche por una carretera desconocida, yo dormí la mayor parte del tiempo, creo que me dio algunos sedantes con la bebida, con los ladridos de unos perros me desperté y cuando era de noche llegamos a la casa que sería mi hogar el siguiente mes.

Era una casa grande en medio del campo, se respiraba un aire limpio, nos recibió un hombre joven que parecía el cuidador del lugar, vestía con unos pantalones viejos, nos llevó por la puerta de servicio, entramos a la cocina y Armando y yo quedamos solos.

-Ya sabes que no debes hablar, así que solo escucha lo que te diré, hay un baño en el sótano,- me dijo señalando una pequeña puerta-  ahí encontrarás artículos de aseo, tomarás una ducha y esperarás a que te llame, por supuesto que debes estar desnudo y en cuatro patas.

Sin más hice lo que me ordenó, el sótano era pequeño y algo oscuro pero al menos ...

... no hacía mucho frío, por media hora esperé impacientemente, hasta que oí que Armando me llamaba desde la puerta.

-Sube chupa-pinga!

Lo hice en cuatro patas, al ver a Armando, este me colocó un collar de perro y me guió por la cocina hasta llegar a lo que parecía la sala, yo solo podía ver el piso, entonces por primera vez oí la voz de quien sería mi Señor por todo un mes.

-Este es el esclavo que me has conseguido!- su voz era ronca.
-Claro como le dije Don Francisco es muy sumiso y hará todo lo que le pida.- dijo Armando.
-Acércate para revisarte bien- ordenó el Señor -Parece de buen físico, - dijo mientras tomaba mi cabello y acariciaba mi espalda- como ya te conté Armando antes tuve una esclava hembra pero son débiles y no aguantan lo suficiente, además del inconveniente de que pueden quedar preñadas.
-Con este esclavo no correrá ese problema, aunque quien sabe si después de recibir tanta leche no acabé dándole unos cachorros.- Contestó Armando entre risas.
-A ver ese culo- el Señor hurgó entre mis nalgas- parece que está bien abierto.
-Como le dije don Francisco, este esclavo tiene experiencia.
-Creo que así será mejor, aunque deba apretar un poco supongo.
-Sí, yo probé sus habilidades antes de traerlo.
-Muy bien le daré un periodo de prueba de una semana, sino me convence te lo devuelvo. Ahora déjame ponerlo en su jaula.

Vi que Armando acercó una jaula de metal, abrió la puerta y jalandome me hizo entrar en ella, luego puso un candado, ahí pude ver un ...