1. El calvario de Luciana (2)


    Fecha: 17/06/2017, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaba ya mojada y ansiosa por ir al encuentro de la pajarita. Ambas terminaron de beber el café y Emilia la tomó del brazo y la condujo a su dormitorio luego de cerciorarse por el handy de que la jovencita ya había sido llevada allí.
    
    El dormitorio principal era una habitación amplia con ventanal al parque y amoblada con exacto sentido de lo necesario. La amplia cama de Emilia, con mesitas de luz a ambos lados de la cabecera, enfrente una cómoda, a la derecha un placard empotrado que abarcaba la totalidad de la pared y dos sillas en una de las cuales estaba sentada Luciana, inclinada hacia delante y con la cara entre las manos. Al escuchar el sonido de llave en la cerradura se incorporó bruscamente con una expresión de sorpresa y temor en su rostro. Aún bajo el efecto residual del somnífero que le habían suministrado tambaleó un poco al ir hacia las dos mujeres.
    
    -Arquitecta, ayúdeme, me tienen acá por la fuerza… -dijo.
    
    Graciela la dejó avanzar y cuando la tuvo enfrente la abrazó por la cintura mientras Emilia, a espaldas de la jovencita, la sujetaba por los brazos.
    
    La arquitecta miró ese rostro tan bonito y en ese momento cubierto de lágrimas y decidió jugar un poco al gato y al ratón. Estaba descubriendo nuevas aristas de su personalidad y eso la tenía fascinada.
    
    -Ay, Luciana, cuánto me alegra saber que estás bien.
    
    La jovencita se desorientó:
    
    -¡Pero no!… ¡No estoy bien, arquitecta!… ¡Esta mujer me tiene secuestrada! ¡Me golpearon, me sacaron la ropa! ...
    ... ¡¿No ve?!
    
    Graciela se separó un poco y dijo después de mirar a Luciana de arriba abajo:
    
    -Lo que veo es lo hermosa que sos, queridita. Ahora que te veo desnuda me doy cuenta de que estás todavía mejor de lo que imaginé.
    
    Los ojos de Luciana se abrieron desmesuradamente ante esas palabras y terminó de horrorizarse cuando la Arquitecta dijo:
    
    -Emilia, ¿podrías girarla para poder verle el culo?
    
    La dueña de casa lo hizo venciendo rápidamente la resistencia de Luciana y ya de espaldas a Graciela le oyó decir:
    
    -¡Oh, my God! ¡Qué culo tan apetecible! Y está sin estrenar, según me han comentado.
    
    -Bien cerradito y estrecho. –corroboró Emilia mientras Luciana, totalmente quebrada, se había puesto a llorar desesperada al comprender la traición de su jefa. Ya no forcejeaba para librarse de Emilia, que seguía sujetándola y en cambio dijo:
    
    -Por favor… Háganme lo que quieran pero… pero después déjenme ir… ¡Por favor!
    
    El llanto de Luciana y su completa indefensión excitaban a Emilia y provocaban en la arquitecta Laborde un para ella hasta entonces desconocido placer sádico.
    
    -¿Dejarte ir? –dijo. –Es una de las posibilidades, cachorra, que después de gozarte con Emilia te dejemos ir. Aunque a ver, también existe la posibilidad opuesta, o sea que te cojamos a fondo y después quedes aquí en poder de Emilia y que ella decida tu destino para usarte como le dé la gana.
    
    Luciana escuchaba a su jefa sin poder creer lo que le estaba diciendo. Era como haber sido obligada a ...
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