1. Mi tía Lucia. Madura complaciente ( I )


    Fecha: 13/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: cartuz, Fuente: RelatosEróticos

    Después de lo de Tere me quede con buen sabor de boca. No paraban de sorprenderme las mujeres maduras que había “conocido” en este tiempo. Paso casi un mes y mi relación con Sofí iba cada vez mejor, tuvimos que descartar lo de Maite y el marido, porque se fueron de vacaciones. Se acercaba mi cumpleaños y una vez celebrado al día siguiente me tocaría irme a Alicante, a preparar todas las cosas para mi estancia allí. A mí 18 cumpleaños asistirían mi tía (hermana pequeña de mi madre) y mi tío. Mi tía además era mi madrina. Siempre nos habíamos llevado muy bien, era mi defensora ante mis padres y como no tenían hijos, yo era el sobrino favorito. La admiraba y me gustaba mucho, desde niño. Se casó con un hombre bastante mayor que ella, o así me lo parecía a mí. Pero un hombre muy majo y muy divertido, deportista nato, con él tenía muy buen rollo.
    
    Llevaba varios años sin verlos, porque cuando pasaban por Madrid yo estaba de campamento. Pero hablaba mucho con ellos, aunque con mi tío, se fueron distanciando las conversaciones y las que tenía con mi tía, le faltaba la chispa que ella tenía.
    
    Pero era principios de agosto y llegaban el día anterior a mi cumpleaños a Madrid, se quedaban esa noche y el día siguiente que era mi cumpleaños, para marcharnos los tres el día después.
    
    Yo estaba fastidiado, porque de estar loco por irme a Alicante, pase a estar frustrado por irme. Aquí mi vida había cambiado mucho y luego estaba Sofí también. Pero desde siempre lo he dicho y mantenido, ...
    ... uno debe ser consecuente con las decisiones que toma. Y como leí una vez “¿Por qué se ha de temer a los cambios? Toda la vida es un cambio. ¿Por qué hemos de temerle?”. Y como las cosas suceden por algo, no le di más vueltas a la cabeza.
    
    Fuimos mi padre y yo al aeropuerto a recoger a mis tíos, tenía ganas de verlos. Después de estar un rato esperando, veíamos salir a la gente de su vuelo. Cuando de pronto veo a mi tía, que nos saluda con la mano. Ya no la recordaba así, venia y caminaba como una diosa. Con su sonrisa eterna, una blusa azul de manga corta que hacían resaltar su pecho, los botones haciendo un esfuerzo por no saltar y unos pantalones ajustados gris marengo, que hacían sus piernas infinitas, pensé… como se verá por detrás, pero rápidamente me dije a mi mismo, es tu tía, no te pases.
    
    No me fije en más, cuando llego a mi altura la abrace y ahora la sentía como más pequeñita, ella me dio un beso y dijo… “No me creía lo que me decía tu madre de lo que habías crecido, madre mía”. Después de ese momento tan bueno del abrazo, me fui a saludar a mi tío, vaya sorpresa, en nada de tiempo, es como si hubiera encogido, el pelo brillaba por su ausencia y ya había perdido la forma, no era ese hombre atlético. Le di dos besos y con sorna me dijo que era dos veces el.
    
    Cogí el carro con el equipaje y les dije que lo llevaba yo. En plan de broma les dije que llevaban pocas maletas (parecía una mudanza), mi tío Manuel se rio y me dijo que eso era cosa de mi tía Lucia, que ...
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