1. Tritán y nuestro amor


    Fecha: 22/02/2021, Categorías: Zoofilia Tus Relatos Autor: Fantasito, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Soy Sofi, 24 años, rubia, bastante linda y muy puta. Tuve un novio a mis 18 que me preñó y desapareció, así que crío a mi hijo con la ayuda de mi madre. Me recibí de veterinaria, hago grandes animales y trabajo en un campo cuyos dueños viven en Buenos Aires.
    Durante el día dirijo a un grupo de peones de campo, pero a la noche quedo sola. Debo decir que la zona es muy tranquila y no tengo ningún temor. Por el contrario, eso me permite mis agradables sesiones sexuales con dos perros ovejeros muy dotados.
    Pero ha surgido un cambio, comencé a mirar con cariño la tremenda poronga de Tristán, un semental precioso, orgullo del establo.
    Una noche de nuestro verano, con una luna preciosa fui al establo, no se si ya largaba olor a hembra caliente pero Tristán comenzó a ponerse inquieto. Apenas llegué me termine de desnudar, le tomé la pija y comencé a acariciarla, le acariciaba las bolas, besaba y lamía la punta de su pene. El caballo se comenzó a enloquecer pero no era para nada peligroso para mí, sólo quería una yegua para ensartarla. Yo más enloquecida qué él chupaba y lamía esa verga tan deseada. Llevé a Tristán sobre un par de fardo de forraje que ya había preparado, con una manta y una sábana extendidas. Siempre, agrarrándolo de la verga ...
    ... lo puse sobre los fardos, me acosté boca arriba, abrí bien las piernas y con la mano conduje su glande, con forma de hongo hasta la puerta de mi concha. Tiré un poquito más y comenzó a entrar esa enorme pija en mi caliente y hambrienta vagina. No sufrí dolor, solamente una sensación de tremenda presión en las paredes de mi concha, cosa que me dio enorme placer.  Logré que me entrara una longitud de ìja respetable, juraría que me llegó al fondo del útero. El placer fui increíble, con los movimientos mi amante cepillaba mis pezones con su pelaje irsuto. Quien no conoce ese placer no puede imaginarlo. Mis orgasmos, mis gemidos y mis palabras de amor y sexo no podían ser oídas al no haber gente cerca, sólo mi macho las oía. Tristán con un breve relincho eyaculó dentro de mi útero y vagina. La cantidad correspondía con la tremenda que me estaba dando. Manta, sábana, fardos, todo quedó empapado. Saque su amada pija de mi concha y comencé a mamarla con muchas ganas y demasiado placer. Su gusto era sabroso y todavía estaba caliente. Después, enamorada y agradecida comencé a besarlo en la boca, el entendió y su lengua respondía a mis besos, nuestros dientes chocaban con pasión.
    Ya para mí es una hermosa rutina ser la sumisa yagua de mi marido. 
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