1. Con mi madre en la Playa


    Fecha: 07/01/2018, Categorías: Incesto Autor: Crusnik, Fuente: SexoSinTabues

    ... Mordiéndole el cuello empezaba a follarla. Empecé a clavarla poco a poco. Lo hice despacio como le gusta. Para mí fue muy placentero, era estrecha, y disfrute de cada centímetro que metí. Cuando termine el acople, empezó un movimiento frenético de caderas, que me levanto del suelo, me tumbo en el piso, y como una diosa me monto hasta que me hizo vaciarme dentro de ella. Se acariciaba rápidamente la entrepierna directamente sobre el clítoris. Se mantenía con las piernas abiertas y su cara en un rictus de placer gemía y gritaba -¡sí! ¡Sí! Siiiii. Me quede quieto viendo el final de su corrida, sus piernas se cimbraban y su mano seguía acariciando, dejando salir el resto del aire de sus pulmones, -¡Que rico! Dijo. Salimos del baño y fuimos a su dormitorio. Empezamos un maratón de besos, caricias, lametones y roces, que llevarían a cualquiera al paraíso. Mi madre me traía loco. La tumbé en el borde la cama, y empecé de nuevo a lamer como lo había hecho en la ducha, y el resultado fue todavía mejor. Mamá estaba muy caliente. Le indiqué que se pusiera de pie con las manos en la cama y seguí trabajando su chochito, lamiendo sus labios vaginales y clítoris. Le lamía desde el ano hasta sus labios. Sin que ella se diera apenas cuenta, cambié mis dedos por mi puntita, y hasta que no empecé a meter el tronco, ella no se enteró. Me pidió que fuese despacio, la amaba y no quería hacerle daño. Una vez acoplados y ella bien adaptada, empecé a bombear esa vagina de ensueño. ¡Por fin un sueño, ...
    ... hecho realidad! Apoyado sobre su espalda empecé acariciar su clítoris. Sus jadeos se hicieron más fuertes, y eso me encendió. Aguante de pie como pude, hasta que la hice acabar a ella, gritándome que me quería. Con mis 14 años me repuse rápidamente. Mi madre es mi diosa y no quería que acabara ese placer de ensueño. . ¡Anda, por favor, termíname! ¡Cómeme! ¡Mátame! Obediente a su demanda y sin pensar en nada mas, me coloque entre sus piernas y comencé a devorar ese maravilloso coñito, mordía, chupaba y lamia su botoncito, recogía lo mas de jugos que podía, el sabor era enervante, me hacía querer ir por más. A cada lamida iba más dentro, más profundo, ella abría más y más las piernas hasta que de repente un gran temblor comenzó a trepidar por sus muslos, glúteos y vientre, me costaba seguirla, se puso rígida, se elevó un poco sobre la cama y luego cayo, quedo lánguida, inerme, cubierta de sudor pero con una enorme sonrisa sobre sus labios. Cuando su orgasmo cesa, abre lentamente los ojos y se encuentra con los míos. Nos sonreímos. -Ummm, tesoro. Qué bien te has follado a mami. Siento el coño lleno de tu leche caliente. Empujo. Mi polla sigue dura como antes de correrse. -Agggg, mi vida. Aún tienes la polla dura. -Mami, es por ti. Siempre la tengo dura por ti. La beso. Ahora con dulzura, sin prisas. Y, sin prisas, vuelvo a follarla. Gozando de las sensaciones. Siento sus manos acariciar mi nuca. -Ummmm, que placer, mi amor. Me estás follando otra vez. Mi coño rebosa tu leche y ...