1. En el espejo


    Fecha: 05/01/2018, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dejan sentir lo húmedo y abundante de sus fluidos vaginales. Su clítoris está erguido y saliente desafiando a su dueña. Pero ella no acepta aún el reto y continúa internadose ahora hacia su cueva de deseo. Se siente juguetona y prefiere no entrar sino observar. Por ello se sienta en el suelo bien pegada al espejo. Desea verse hasta lo más íntimo.El frío de la baldosa en su trasero contrasta con el ardiente deseo que late entre sus piernas. Ese frío le llega hasta el orificio de su trasero y obtiene un extraño pero pequeño placer que hasta ahora no había notado. Vuelve a concentrar sus sensaciones en esos dedos mojados por el placer y juguetones que se mueven lentamente pero sin parar por todo su sexo. Separa sus labios y observa esa cavidad íntima que toda mujer reserva de las miradas incluso propias. La entrada del placer está abierta y deseosa de visita. Parece que la está diciendo entra y disfruta, entra y disfruta... Pero ella recuerda la erección desafiante de su clítoris y a él va. Lo busca y lo encuentra medio escondido entre la comisura de su labio menor. Con sus dedos fricciona al clítoris, esos movimientos la hacen sentir un placer al principio doloroso que la hacen temblar pero irresistible al mismo tiempo. Luego placer, y placer. Cada vez mueve sus dedos con más rapidez. Su mente no para de producir imágenes. Su otra mano entra con deseo en una boca jadeante. Peligrosamente sus dedos quedan aprisionados entre sus dientes. Su lengua moja esos dedos prisioneros ...
    ... de la pasión. Por fin son liberados y van hacia su nuevo destino, un destino ya conocido. Unos fabulosos, sensuales y erectos pezones.
    
    En su cuerpo no cabe tanto placer. El sudor baña su cuerpo. El jadeo de su boca se oye por todos los rincones de su casa, pero no importa está sola. Toda su casa es cómplice mudo de su pasión desencadenada. Ahora sus dedos juegan dentro de su vagina. Nota la dureza del cuello del útero. Entra y saca sus dedos mojados con gran rapidez a cada movimiento el estómago va acumulando un placer que pronto explotará en un orgasmo largo y profundo. Pero no quiere acabar tan pronto. Una ráfaga de sosiego llega a su mente y decide probar y explorar otros lugares. Recuerda el frío sentido en su trasero y con sus dedos mojados recorre el orificio donde la columna pierde su buen nombre. Está frío y en su mente se dibuja su forma a medida que lo va tocando. Recuerda lo visto en esas películas donde todo en el sexo es posible. Con sus propios líquidos lubrica esa caverna antes no explorada. Cerrada al exterior pero ahora permisiva. El calor de sus dedos y la presión que ella ejerce van abriendo esa puerta cerrada. Con cierta resistencia y dolor va abriéndose paso entre la oscuridad. Mientras su otra mano se introduce en su vagina y nota la delgada pared que separa ambas cavernas. Sus sensaciones son extrañas pero placenteras. Decide que desea más, se levanta y se dirige a la cocina. Por su mente van pasando diferentes elementos hasta que uno se fija en su ...