1. En manos de dos perversos (8)


    Fecha: 04/01/2018, Categorías: Sexo Oral Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    -Acá lo tiene al nene, Silvio… -le dijo al visitante luego de los saludos sin soltar la cadena de mi collar…
    
    -Es lindo el perrito… ¿Ya le hicieron probar su alimento?... –preguntó el veterinario…
    
    La “señorita” se dio una palmada en la frente y dijo: -¡Ay, no! ¿Cómo se nos pudo haber pasado, Ángel?
    
    -Sí, María, es inadmisible… Silvio, ¿usted puede esperar a que lo alimentemos o está muy necesitado de cogérselo?...
    
    -Me va a gustar mucho verlo comer al perrito…
    
    -¿Dónde tiene la comida, María? -preguntó don Ángel…
    
    -En la heladera, en la cocina, en el fondo, ¿la va a buscar usted?
    
    -Sí, ya la traigo…
    
    Yo los escuchaba temblando… “¿Comer alimento para perros?... ¿hasta dónde llegarían a degradarme?”…
    
    Don Ángel volvió muy rápido y la “señorita” sacó de la cómoda uno de los cuencos y puso allí varias albondiguitas…
    
    “¡Ay! ¿Qué gusto tendrán?”, pensé un poco inquieto…
    
    -Bueno, perrito, a comer… -me ordenó don Ángel y entonces me puse en cuatro patas, hundí mi cara en el recipiente y tomé con los dientes el primer bocado…
    
    Para mi alivio tenía el gusto de la carne común y escuché que el veterinario les explicaba sobre el alimento que me estaban haciendo comer:
    
    -Es carne común, sólo que tiene compuestos vitamínicos y minerales especiales para perros…
    
    -¿Y no le harán mal al nene?... –quiso saber don Ángel…
    
    -No si le hacen comer esto una sola vez a la semana… -lo tranquilizó el veterinario y agregó:
    
    -Me calienta mucho verlo comer… -entonces sacó ...
    ... su verga afuera del pantalón y dijo: -Miren cómo la tengo…
    
    -¡Bien parada!... –se admiró la “señorita”…
    
    -Sí, lista para entrarle…
    
    -Al escuchar semejante diálogo me apuré para terminar de comer las albondiguitas y empezar a comer la verga del señor veterinario que, cuando vio que ya había comido mi alimento de perro, me agarró del pelo, me puso la cara a la altura de su pija:
    
    -Muy bien, Jorgito, comiste muy bien como el perro que sos y hora vas a tomar lechita… Abrí el hocico… -y lo abrí excitadísimo, por haber comido en cuatro patas comida de perro y por esa pija bien erecta a centímetros de mi cara…
    
    Empecé a chuparla con las mejillas ardiéndome de calentura, disfrutando del muy rico sabor que tiene esa verga… Mientras tanto la “señorita” se había puesto a acariciarme las nalgas, cosa que aumentaba mi goce…
    
    -Qué perro tan putito sos, Jorgito… -comentó don Ángel en el preciso momento en que “la señorita” me violaba con un dedo…
    
    “¡Ay, me vuelven loco!” pensé y fue entonces que el veterinario acabó entre fuertes jadeos y me soltó en la boca varios chorros de su deliciosa leche…
    
    La “señorita” me sacó el dedo del culo, me agarró del pelo y me tiró al piso:
    
    -Tragá todo, perro… -me ordenó pero no hacía falta, porque yo ya estaba bebiendo ese delicioso licor…
    
    -Ahora descanso un rato y después le doy por el culo… -prometió el veterinario y yo dije, sin poder contenerme:
    
    -Ay, sí, señor Silvio… por favor…
    
    Los tres rieron y don Ángel dijo:
    
    -Yo también ...
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