El amigo de mi hermano - Relatos Eróticos

El amigo de mi hermano

Este es el tercer relato, si quieren comprender mejor la historia, lean "El inicio de la historia", en la categoría de Primera Vez y "Consolando a mi primo" en la categoría de Incesto.
Hace aproximadamente diez años, cuando mi hermano Gabriel salió de vacaciones, fue a la casa de mi madre en Veracruz y llevó a un amigo que quería conocer el lugar donde había nacido Gabo y del que tanto hablaba en el trabajo como un paraíso y es que Veracruz realmente es un Estado hermoso. Como ya habíamos acordado reunirnos en esa semana en casa de mi madre, llegamos todos con sus respectivas parejas, mi hermano, mi hermana y yo. El amigo de mi hermano se llama Isaac y en esa época tenía 28 años y aún era soltero. Esos días fueron de ir a la playa y convivir entre todos con licor, cerveza y comida en abundancia. Por las noches hacíamos fogatas y poníamos música para bailar, mi madre bailaba con Isaac, pero se retiraba a descansar antes de las once de la noche y nosotros seguíamos la fiesta hasta la madrugada, luego nos íbamos a dormir a nuestras respectivas casas de campaña que llevamos a la playa. A la tercera noche, alguien propuso que cambiaramos de parejas para bailar después de que se fuera mi mamá, para que Isaac pudiera seguir bailando también y todos los hombres bailaron con todas las mujeres e incluso, las mujeres bailamos entre nosotras. Bailé con mi esposo, mi hermana, mi hermano, mi cuñado, mi cuñada y con Isaac. Al principio nos recatábamos, pero al ir tomando confíanza, yo ...

... veía como mi esposo como por descuido le tocaba las nalgas a mi hermana y mi cuñado a su vez le metía mano a mi cuñada, mi hermano se hacía el loco, pues ya con las bebidas le importaba poco, él había andado con tantas que le daba lo mismo que su esposa se divirtiera con otro. Isaac se sentaba a mi lado junto al fuego, el cual después de la medianoche se iba apagando cada vez más y en la cuarta noche, después de bailar con él y que me hubo rozado varias veces los pechos en algunas vueltas, cuando nos fuimos a sentar, disimuladamente me tocó el trasero y como todos andábamos en shorts o en bikini, su mano tocó mi piel directamente y eso me encendió y al sentarnos alargué la mano y acaricié la suya, él sonrió y los demás bailaban, mi hermano ya dormía acurrucado junto al fuego y su esposa la pasaba muy divertida con el marido de mi hermana, quien a su vez se había apartado con mi esposo para platicar dentro del agua en la oscuridad. Nos alejamos por la orilla hasta casi perdernos de vista.
—¿Te aburres? —le pregunté casi al oido—, vamos allá debajo de aquellas palmeras.
La luna era creciente, pero iluminaba la playa muy bien, sin embargo a la sombra de las palmeras, la oscuridad se acentuaba y me recargué en una palmera, tomé sus manos, las puse en mi cintura y  lo abracé del cuello, los besos dieron paso a las caricias atrevidas y desató el nudo de mi sostén, cuando sus labios tocaron mis pezones, yo ya hervía, mi mano fue a su bulto que ya era una roca de lo duro que estaba. ...