Confesiones de un adolescente - Relatos Eróticos

Confesiones de un adolescente

... a su cuarto y que estaría libre la sala para ver lo que había sustraído de las pertenencias de mi hermano; entonces me apresuré a colocar la película y a verla desde el comienzo sin prisa alguna, después de unos minutos, cuando la película todavía no mostraba su lado sexual, salió Analia de las escaleras y me dijo en tono agresivo pero a la vez burlón:”¿qué es lo que estás mirando?”, inmediatamente yo muy nervioso cambié el canal a uno de deportes y respondí:” Peleas, no creo que eso te interese”, Analia me rapó el control y puso la película que yo estaba mirando. “Mentiroso” exclamó, “yo sé lo que estas mirando”.
Para mi sorpresa Analia se había percatado de que yo tenía la película en mi poder, porque minutos después de yo haberla tomado, ella por error había escudriñado también en las pertenencias de mi hermano y ya sabía de qué trataba dicha película mucho antes de que yo lo supiera.
“tranquilo” me dijo “dejemos las diferencias a un lado y miremos esto los dos, yo no la he visto toda”.
Yo no sabía qué hacer, solamente exclamé: “está bien”. Pero estar sentado en el mismo sofá con ella mirando una película como esa, me hacía sentir muy nervioso: mis manos empezaron a temblar y mi corazón a latir fuertemente y más aún cuando en la película salió una escena donde una joven le comienza a hacer sexo oral a un empleado de su mansión. De reojo miré la cara de Analia y noté que su respiración se aceleró también y con disimulo frotaba sus piernas entre sí.
Eso me puso a mil, ...

... y con el control remoto trataba de cubrir la erección que ya tenía bajo mi pantalón fingiendo estar normal a pesar de lo que veía; mi prima no era ninguna tonta y lo había notado mucho antes, entonces haciendo que me quería quitar el control remoto, acercó su mano hacia mi entrepierna y al sentir la punta de mi verga erecta me dijo:”huy, estas como emocionado”. “no molestes “ le respondí, muy sonrojado  porque aunque en ocasiones pasadas jugando con ella yo le hacía cosquillas en su cuerpo para tocar su trasero con disimulo y otras veces  con todo el descaro; ella jamás se había atrevido a tocar esa parte de mi cuerpo. A pesar de mi sonrojo, mi excitación era mayor y comencé a hacerle cosquillas y a tocar sus senos; pero ella, en tono muy serio me dijo: “ya no más”, entonces me quedé quieto.
Habían pasado quizás unos 30 minutos desde que inició la película y por su puesto los dos sentados en el sofá,  ya estábamos bien cachondos y aunque cuando intenté tocarla, ella se rehusó, yo intenté hacerlo de nuevo pero de forma menos directa, así que puse mi mano sobre su rodilla, comencé a acariciarla y a subir mi mano lentamente sin que ella se opusiera , de esta forma ya tenía mi mano acariciando la parte interna de su muslo;  cuando llegue a su entrepierna ella me miró, pero su cara era distinta: Sus ojos se habían puesto más pequeños, su mirada parecía perdida y su corazón latía como si le fuera a salir del pecho.
Al notar lo excitada que ella estaba, sin dudarlo puse mis dedos ...