1. Alicia 12/25


    Fecha: 24/12/2017, Categorías: Hetero Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues

    ... princesa de la mano, no podía soltar aquellos deditos por temor a que saliese volando con el despliegue de unas angelicales alitas. Caminaba recordando aquellas palabras, de que "teníamos" espacio para jugar, o sea que nosotros también jugaríamos. Tener a esa muñequita caminando a mi lado pronto borró cualquier imaginación que no fuese una nueva forma de acariciarla, un modo de entregarle todo mi corazón recién arrancando del pecho para ofrecérselo de rodillas con las manos ensangrentadas y los ojos tambíen sangrando, sangrando unas lágrimas que en su lento rodar gritaban que la amaba con locura. Al estar preparando el almuerzo nos demoraban esas manos que desobedecían las órdenes, no estaban a gusto revolviendo una olla, necesitaban revolver el pelo del otro, las bocas necesitaban un aperitivo antes de la comida, nuestros labios debían unirse para tener el mismo resabio en el paladar al momento de atacar los platos. Mientras comíamos le conté que la madre estaba encantada con María, no hallaba un modo para dejar escapar que tal vez sus ojos veían algo más que otra hija, que sus manos soñaban con aquellos pechitos, pero mi beba escuchaba poco: estaba en sus propias fantasías. Ella recordaba que había dejado de jugar con muñecas por resultarle aburrido, esas cosas de plástico no respondían, solamente la imaginación rellenaba esos huecos. Tal vez ahora pudiesen jugar con su amiga, tal vez pudiesen desvestir y pintar una muñeca que se reía durante el proceso. Ni bien terminamos ...
    ... el plato nuestras manos ya se buscaban, casi dejamos una cuchara asida entre los dedos que necesitaban de otros dedos. Nuestros brazos se trenzaron en frenética lucha para alcanzar la piel distante, pero se calmaron apretándonos en el abrazo necesario para que las bocas se uniesen en su batalla privada. Susurraba al oído de Alicia que luego de almorzar deseaba el postre, tal vez en forma de helado que se pueda lamer y chupar, tal vez uno con la forma de dos globitos irresistibles. Mi chiquita no necesitaba tanta retórica para decirle que deseaba besarle la colita ya que mi insistente mano acariciando su zona posterior era evidente, pero ella en tono mimoso decía conocer el heladito perfecto para atacar a lengüetazos y que ya lo habían hallado mis dedos que recorrían toda la hendidura de su traserito haciendo suaves masajes donde mis yemas sentían un agujerito aflojarse en espera de un dedo invasor. Creo que retrocedimos en el tiempo según Einstein, con una velocidad superior a la luz nos dirigimos al sofá testigo de tantas escaramuzas y mi angelito se acostó de panza fingiendo que leía una guía de televisión. La pícara sabía que me encedería mucho esa pose casual donde un adulto se aprovecha de una nena descuidada e inocente. No sé cuándo le alcé la pollerita para sepultar mi cara entremedio de esos globitos, su colita era el imán natural para mi boca y desesperadamente le corrí la bombachita para tener acceso al precipicio de su culito. Supongo que ya no leía la guía de TV ...
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