1. La hija de mi vecina


    Fecha: 24/12/2017, Categorías: Hetero Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    Me llamo Ricardo, soltero, tengo 52 años, vivo en una ciudad del interior de Uruguay. Tengo una carnicería y verduleria. Mi propiedad esta limitada por un muro bajo. Pegado a mi casa vive Carmen, mi vecina. Es una mujer de 38 años, divorciada, madre de una hija de 13 años. Carmen vive con un chico que es soldado, se nota que es una mujer golpeada por la vida, siempre viene a comprar a mi negocio y hablamos un buen rato mientras no haya nadie. Es a una de las pocas que le doy fiado, ya que es buena pagadora. Como dije, su hija se llama Mercedes, estudia secundario, es una chica rubia, cabellos largos, promete tener un buen cuerpo. Un dia le dije a Carmen si podía venir a mi casa a limpiar, así la ayudo de alguna manera. Yo cierro desde las dos de la tarde hasta las cinco. A las dos y media vino a limpiar, me llamó la atención como vino vestida, una camiseta sin mangas que apenas tapaba sus tetas, que las tiene grandes, y una mini falda muy corta. Yo soy zorro viejo y me di cuenta que venia con otra intención. Mientras lavaba los platos, estábamos hablando y me contaba los problemas que tenía con su marido, no desaprovechaba oportunidad de agacharse y que le viera la tanga. Cuando termina con la cocina, sigue ordenando y limpiando la casa y me seguía mostrando la tanga, «Carmen, sabes que me estas mostrando la tanga?», le dije, a lo que ella se hizo la sorprendida. «No te preocupes, el panorama es hermoso», le dije pasando una de mis manos por su brazo. «Te gusta?», me dijo ...
    ... con una sonrisa en los labios. Yo le levanté la camiseta y el sujetador mirando y tocando esas henormes tetas. «Divinas», le dije y le saque todo junto, camiseta y sujetador, dejándola desnuda de cintura para arriba. Nos besamos, le empecé a chupar las tetas y a meter mis manos debajo de su minifalda. Le estrujaba las nalgas mientras besaba su boca y sus tetas. Nos fuimos a mi dormitorio y Carmen se tira sobre la cama, la termino de desnudar, y mientras la miraba tirada en la cama seguía pensando que es una mujer mal tratada por la vida. Una tremenda mata de pelos entre sus piernas, tapaban su concha. Me acuesto a su lado y nos abrazamos, Carmen me hizo poner boca arriba y sin que le dijera nada, me empezó a chupar la pija. Mientras Carmen me la estaba chupando, yo le acariciaba la espalda, las nalgas, metía mi mano entre sus piernas y le metía los dedos en la concha, pero también me llamaba la atención como ladraban los perros, pero no di importancia. Carmen siguió besando mi cuerpo, subiendo sobre mí y con su mano acomoda la pija contra su concha, gimiendo a medida que le entraba, hasta que quedó sentada sobre mí con toda mi pija dentro de ella. Ella movía sus caderas y yo le estrujaba las tetas. «Estas divina Carmen, que concha caliente que tenes», le decía moviendo mi cintura junto con ella, «espera a que la tenga dentro de mi cola, te va a gustar más», me dijo y se bajó de encima mío, poniéndose en cuatro patas, abriendo sus nalgas, dejando que le vea el ojete, abierto, se ...
«123»