1. Las Aventuras de Carla 3


    Fecha: 20/12/2017, Categorías: Sexo en Grupo Hardcore, Voyerismo Autor: lamedor65, Fuente: xHamster

    ... le ayudaba a cascar el caparazón de la langosta, quien repartió guarniciones en los platos. Don Mario era apenas una respiración susurrante en la penumbra de su rincón, pero Carla sentía los ojos del viejo clavados en su espalda desnuda. Movió su trasero respingón hacia atras, de modo que la falda resbalase indiscreta hacia abajo; Carla no estaba segura, pero posiblemente Don Mario podía ver así la lencería negra asomando de la falda. Luis parecía un sacerdote sirviendo ofrendas a la diosa del amor en un templo antiguo e ignoto, vigilado por el idolo oscuro de otro dios más antiguo y arcano. Apenas conversaban, pero Luis parecía haber prescindido de la presencia de Don Mario y sus ojos brillaban de deseo. Cuando Don Mario tocó la campanilla, entró un camarero con un postre flambeado en llamas. Salieron los tres de comedor y Don Mario ciñó con su brazo la cintura de Carla; los tacones te dejan a la altura ideal, y la rodeó por completo con el brazo para tocarle discretamente el ombligo por encima del vestido. Luis, tras ellos, le puso la mano en las nalgas y al aporetarse a ella al entrar en el ascensor, le hizo sentir su erección a travñes del pantalón. Carla encogió el vientre de gusto. Ya en el ascensor Don Mario se la entregó a Luis con un paso de baile, y sin tardanza él le devoró los labios y bebío su saliva; Carla buscó con sus uñas la piel de Luis bajo la camisa mientras acercaba sus caderas contra las de Luis.La habitación estaba como la había dejado: penumbrosa, ...
    ... llena de los pesados aromas del sándalo y del incienso, con la música hidú canturreando suave y con la luz de las velas temblando sobre la piel de perla de Satori y la de chocolate de Bhajji, y sobre la negra melena de ambas; esperan arrodilladas en los costados de la cama, desnudas, con las manos sobre los muslos y una dulce sonrisa.De pie, Luis y Carla se fueron desnudando el uno al otro poquito a poco. Ël bajó los tirantes del vestido y soltó sus pechos, mientras Carla le desabrochaba ansiosa la camisa. El vestido se resbaló al suelo con un suspiro, y Don Mario se agachó para descalzarla; Carla quedó tan solo con la lencería, y así acabó de desnudar a Luis. También Satori había depilado por compelto a Luis, y el deseo llenaba de sangre su miembro desnudo, que al verse al aire libre se desperezó como una serpiente traviesa, ajena a la atmósfera. Carla sintió la erección de Luis en su vientre y, sin soprenderse demasiado, la de Don Mario entre sus nalgas. El falo monstruoso del anciano empujó, metiendo el culotte ente ellas; Luis tiró del tanga como de unas riendas y Carla sintió como el triángulo del tanga se deslizaba sobre su sexo depilado y palpitante; clavó los pezones en el pecho de Luis. Se besaron como si no hubiera más aire que respirar que el de sus bocas, mientras Don Mario se hacía a un lado. Cayeron despacio en la cama, despacio, y Carla empezó a lamerle el glande a Luis y acariciarle con sus uñas los testículos y el ano, y notó en la boca como la serpiente se iba ...