1. Conejo a la cantonesa


    Fecha: 19/12/2017, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Nati había recuperado las riendas de la fiesta. Casi se mea encima con la sesión de cosquillas, pero pronto descubrió que si conseguía empuñar las vergas de sus compañeros, éstos perdían de inmediato las ganas de fastidiar y se volvían mansos y complacientes.
    
    Utilizando esta inmemorial treta, Nati guio a sus dos sementales en la dirección deseada por ella, que no era otra que poner a uno de los chicos a follarla al estilo misionero, mientras el otro le daba una satisfacción más romántica, ocupándose de estimular sus gruesos pezones, amasar sus gordos pechos y besarla apasionadamente recorriendo labios, orejas, cuello,… En fin, aquellas cosas que toda jovencita sana, gusta de experimentar.
    
    Después de saborear el miembro de Diego, pensó ella que era más adecuado el de Antonio para llenar plenamente su almejita, así que le tendió un condón rosado y colocó al musculoso mancebo a los pies de la cama, para dejarle disfrutar de su lampiña vulva expuesta al máximo con los muslos bien separados. Tras enfundarse el preservativo de rigor y con un poco de ingenio, Toni descubrió la forma de alinear su gordísimo miembro con el ansioso conejillo de la chica, arrodillándose encima de un grueso cojín. En esa cómoda posición, apuntó hacia el objetivo y lanzó el proyectil con tal puntería que Nati se deshizo en gemidos y otras expresiones de alegría y placer al recibir aquel regalo de la naturaleza en forma de cipote.
    
    Diego observó la jugada con evidente disgusto, ya que esperaba ser ...
    ... él el afortunado follador en aquel segundo asalto. Sin embargo, cuando Nati lo atrajo hacia ella y le instó a colocarse sobre la cama medio inclinado sobre sus pechos y su rostro, el muchacho se dejó arrebatar por ese inmenso placer del intercambio de salivas y otras caricias linguales.
    
    El placer de los dos amigos estaba repartido. Uno disfrutaba del sexo en estado puro, genitalidad desbocada y animalidad salvaje. El otro se complacía en brindar a la muchacha aquellas sutilezas eróticas que ella le retornaba con creces. Por tanto la dicha de ambos mozos era incompleta. No así en el caso de la señorita que, recibiendo por debajo todo el vigor y la fuerza de uno y por arriba los mimos y las carantoñas del otro, se podía considerar doblemente satisfecha.
    
    ENTRETANTO EN MADRID…
    
    En la desmesurada mesa de reuniones de la planta dieciocho, Lucía se afanaba por dar coherencia a su discurso, cada vez más embarullado a ojos de su jefe. Había empezado muy bien, yendo al grano para delimitar los términos del trato. Pero luego, Javier había empezado a apuntar opciones de acuerdos intermedios y la ejecutiva había perdido el hilo. Digamos que, sin bajarse del burro, los argumentos de la rubia plateada se habían ido difuminando y su defensa enérgica del cierre de las plantas había perdido vigor.
    
    Parecía que el discurso del joven delegado sindical hacía mella en su bella oponente y algunas rendijas de esperanza de acuerdo se estaban abriendo, cuando todo estaba ya sentenciado desde ...
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