Descubriendo nuevos gustos - Relatos Eróticos

Descubriendo nuevos gustos

Mi compadre ha sido siempre muy presumido y muchas veces en nuestras borracheras lo escuché decir lo grande que tiene la verga y que no usa ropa interior para que se le marque y que se vea el tamaño del que la tiene. Eso picó mi curiosidad y me tentó a que empezará a mirarle la entrepierna y darme cuenta de que al menos en eso no mentía, siempre se le veía un bulto muy grande y tan marcado que ya no lo podía ignorar cuando lo tenía de frente. En ocasiones, si me fijaba bien, podía distinguirle la forma redondeada y gorda de la cabecita, tal vez traería la verga medio excitada. A veces en las reuniones de pareja espiaba las miradas de mi mujer para ver si la sorprendía mirándosela también. Me incomodaba un poco pensar que era solo yo quien le prestaba atención a su paquetote hechándole miradas a cómo se le dibujaba ese tronco grueso apuntando hacia abajo a lo largo de la pierna, porque mi mujer y los demás actuaban con toda naturalidad y llegué a pensar que seguramente lo hacían pero de manera muy discreta porque aunque no la había sorprendido de seguro lo hacía, conociendo su inclinación a fantasear con vergas muy grandes. En cambio yo, cada vez que podía, le hechaba una mirada y tal vez cada vez era menos discreto pues algunas veces creo que mi compadre se percató dónde reposaba mi mirada. Me fuí obsesionando un poco con ese tema, hasta llegué a fantasear en la cama con mi mujer mientras me la cojía, que la descubría a ella viéndole la verga parada a mi compadre, bien ...

... dibujada sobre un pantalón ajustado, y qué me decía...-Ya viste que vergota tiene mi compadre? Me gusta más que la tuya...-Si! Le respondía, a mi también me gusta...En esas ocasiones despertaba inquieto y confundido al día siguiente. ¿Por qué le decía en el sueño que también a mi me gustaba aquella vergota, por qué me sentía atraído si nunca he tenido gustos homosexuales?

No obstante en la amistad con mi compadre todo iba de manera normal, seguíamos saliendo a tomar  juntos e íbamos a eventos deportivos solos como siempre y en muchas otras ocasiones nos acompañaban nuestras esposas. Él también era tan llevado como antes, me agarraba las nalgas cuando me descuidaba y me daba llegues de verga si me agachaba cerca de él. Todo normal, de amigos. -Te va hacer joto mi compadre de tanto manosearte el culo, me decía mi esposa cuando lo veía...jajaja!!! 

Sin embargo, aunque siempre  habíamos tenido ese nivel de confianza e interacción, desde que empecé a interesarme en su paquete, me volví más sensible a sus bromas y a percibirlas con cierta malicia. Me quedaba quieto si sentía que me arrimaba la verga por detrás, cerraba los ojos y, dado que no llevaba ropa interior, podía sentir perfectamente su forma cilíndrica y suave con la presión que hacía al hecharme discretamente hacia atrás, cosa que antes no percibía ni disfrutaba. En muchísimas otras ocasiones le ponía la mano encima de las piernas como por descuido al platicar  y al menor pretexto la deslizaba para rozarle la verga, y si ...