1. Un deseo, una vez.


    Fecha: 26/08/2020, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Follet, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Desde que la conocí, la busqué, la perseguí, la llené de detalles, nunca hubo nada, varias veces le dije que me gustaría tener una relación con ella y nada, tal vez se debió a mis dos divorcios y a la diferencia de edad, ella había cumplido 31, yo tenía 44.  Un buen día me llamó para pedirme que desayunáramos, acepté, nos citamos en el lugar de siempre, mi sorpresa fue verla llegar con un tio al que yo conocía, de la misma edad de ella, y la sorpresa aumentó cando me dijo que estaban viviendo juntos, tragué saliva, les ofrecí mi apoyo y me sentí muy mal, no entendía porqué el sí y yo no.  Seguimos teniendo contacto aunque nos veíamos esporádicamente, siempre los tres.
    
    Un buen día, cerca del año de ese desayuno me llamó para pedirme que nos reuniéramos, otra sorpresa: me dijo que habían roto y habían dejado de vivir juntos, le ofrecí mi apoyo y le sugerí que fuera unos días a mi casa que estaba fuera de la Ciudad, ella aceptó, lo que no aceptó fue que la llevara.  Hice una llamada para que la persona que me auxilia con la limpieza la tuviera lista.
    
    Ese mismo día por la noche le llamé para preguntarle como estaba, me dijo que muy a gusto, que Josefa, la señora que mantiene limpia la casa, ya se había marchado, le pregunté si no le incomodaba que la visitara dos días después, el viernes, “por supuesto que no, es tu casa”, así que me prometí que finalmente sería mía.
    
    Llegué el viernes al mediodía, Josefa ya se marchaba, me dijo que la señora estaba en la parte de ...
    ... atrás, hacía ahí me dirigí, la hallé acostada en un camastro, un sombrero, lentes para el sol, un traje de dos piezas, se veía espectacular y más cuando se levanto para saludarme, sus pechos rebotaban en el bra, el calzón dejaba apreciar su monte de venus, su cadera rotunda descansaba en un par de piernas firmes, largas, acerqué un camastro al de ella y cuando se sentó no podía quitarle la mirada de la entrepierna.  Le pregunté si quería un trago y respondió que sí, fui por lo necesario para prepararlos, acerqué una mesita para colocar las cosas y preparé dos tragos, terminó el primero y se levantó para entrar a la alberca, era un espectáculo verla caminar, seguir el movimiento de sus nalgas, cuando salió ya la esperaba con una toalla, se la puse sobre sus hombros sin dejar de mirar hacia abajo en el lugar exacto en que sus nalgas se partían.
    
    Nos sentamos en los camastros, ella con las piernas recogidas y el cuerpo echado para adelante, sus pechos asomaban de más, dejando ver la areola oscura. Mi excitación aumentaba a cada momento.
    
    Tomamos varios tragos más y decidí jugármela, pasé un brazo sobre sus hombros y la acerqué hacía mi, volteó el rostro y la besé, ahora la sorprendida fue ella, se apartó, me vio, volví a besarla y me respondió, era una delicia sentir su boca, su lengua, bajé el brazo hasta su pecho y con los dedos toqué un pezón, lo acaricié, lo apretujé, estaba seguro que ya era mía.
    
    Tomé su mano y la guié hacia mi verga que estaba al máximo, al sentirla se ...
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