1. La Tía.


    Fecha: 24/08/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X


    Todo el año escolar en la ciudad me la pasé sintiendo cosquillas pensando en la de don Roque, en realidad ansiaba que llegara el verano porque el deseo de probarla era más fuerte que mis miedos. En cuanto llegué al pueblo me lo encontré en la calle, a distancia me saludó efusivamente y me preguntó si ya estaba listo para el paseo de San Isidro, que sería en 15 días y que ya tenía el penco (caballo) listo, le contesté que sí, de regreso, como el año pasado
    -Ta bien- me dijo y siguió su camino. Quedé alborotado por lo que pensaba que me iba a dar oralmente, pero me dio “cosa” pensar en que tal vez iba a querer también por el otro lado. Bueno, que sea lo que sea, al fin concluía.
    Durante esos 15 día alterné con los demás: Con Hilario me entrenaba en lo de la profundidad, hacía que lo metiera lo más profundo que pudiera y con el Grueso me entrenaba en lo de la amplitud y con el Grillo no había entrenamiento, siempre me lo cogía yo, por arriba y por abajo. Cuando terminaba con uno me sentía tan satisfecho que pensaba aguantar que don Roque no me penetrara por atrás, pero al día siguiente me volvía la tentación, esperaba con ansia que llegara el día del paseo y al fin llegó. 
    Tuve la oportunidad de asistir a la velada de la noche previa. Desde la tarde de la víspera, varias mujeres, casadas y solteras, se reunían en determinada casa o lugar a preparar el bastimento (comida) para el paseo, era una verdadera fiesta. Los hombres debían arrimar la leña y hacer los fogones para ...
    ... tener derecho a una caliente o un burrito (tortilla de maíz recién salida del comal), lo cual hacían con gusto y, por supuesto, echando trago. Ya con las mujeres torteando o cocinando en grandes comales y cazuelas de barro, los hombres pululaban por todos lados procurando una caliente o un burro, que tenía un determinado significado: Los hombres que querían algo con cierta mujer, se acercaba a ella y le pedía una caliente. Nunca se negaba un taco a nadie, pero si la mujer le daba la tortilla sin nada, se interpretaba como un “no quiero nada contigo” o porque “había moros en la costa”, pero si la mujer accedía dándole el taco bien hecho y preparado con su chile y sal, si ya no era virgen, (casada, divorciada, dejada o con hombre ausente), cogida segura o buen faje cuando hubiera oportunidad, que siempre la había, ya durante el paseo o al regreso o algún otro día, pero la ocasión invariablemente llegaba. La intención de la muchachada era la de hacerse novios y de ahí, lo que viniera. Aunque no pocas veces del paseo resultaban embarazos y serios compromisos de matrimonio. Cuando eso sucedía, la gente ya le tenía nombre al ser que ahí se había encargado: Isidro o Isidra o para disimular, Isidoro o Isidora. Hubo quien o quienes los bautizaron con alguno de esos nombres y dicen que como no habría de ser, si fue un regalo de San Isidro.
    La velada concluye a eso de las 10 de la noche, la gente se retira a dormir algunas horas para estar listos al paso del contingente al amanecer, con la ...
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