1. Putita inocente


    Fecha: 15/08/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: EmmaReyRey, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Ariana siempre fue muy ingenua, unos dirían que tenía una deficiencia intelectual importante, pero cómo estaba de buena la condenada. Era una de esas niñas precoces que desarrollaron un cuerpazo demasiado rápido, a los 12 tenía las tetas como de veinte y a los 18 ya era toda una escultura de mujer, con unas tetazas de copa D, cinturita de avispa gracias a la gimnasia y un culito respingón y durito  que le levantaba la faldita de la escuela, las caderas le tensaban los pantalones y un par de piernas jugosas y firmes en las cuales enterrar la cara hacían que su padre quisiera verla todo el tiempo en falditas y shorts, o licras sin braguitas para que se le marcara ese coñito de labios gruesos y sobresalientes. 
    
    William la tenía bien entrenada sin que ella supiera nada, y es que tras muchas pruebas y examenes psicológicos no estaban seguros de si la chica era o se hacía la idiota, era un diez en matemáticas y un cuatro en sentido común, no entendía el sarcasmo ni sabía qué significaba lo que los albañiles de la construcción frente a la tiendita del barrio le decían cuando iba a comprar el pan, pero ella sonreía y sacudia las caderas al caminar como él le había enseñado. La había persuadido a espaldas de su mujer de que tenía que andar siempre con poquita ropa por la casa, tanguitas que le compraba por internet, bragas de encaje, unas pijamas de seda diminutas, camisitas cortas sin brassier que hacían que los pezones anchos se le notaran debajo de la tela con su tonalidad ...
    ... rosadita pálida, igual que sus labios. Se parecia a él, pero en versión femenina: cabello caramelo cortito hasta debajo de las orejas, ondulado en las puntas, pestalas largas y rizadas enmarcando dos grandes ojos azules como piedras preciosas, una boquita rellenita y suave, espléndida sonrisa y tez clara con pequitas color miel. Una belleza de mirada como perdida siempre en algun pensamiento.
    
    Will se la pasaba empalmado cada vez que regresaba de la oficina, él también solía andar sólo en sus boxer o pantalonetas deportivas que hacían que el miembro se le marcara mucho sin importar qué, se enorgullecía de estar bien dotado y de mantenerse bien con el ejercicio y una buena dieta. Su mujer era médito y desde hacía tiempo sabía que le ponía los cuernos, pero no le importaba, esas ausencias hacían que él pudiera disfrutar más con Ariana a solas en casa y tenerla "al tiro" para suplir sus necesidades. Le enseñó a sentarse siempre con las piernas abiertas para que él pudiera verle el coñito cuando quisiera, a no tener vergüenza de mostrar su cuerpo aún cuando llegaban sus amigos de visitas y le decían lo bonita que estaba, William se mostraba orgullosos del culazo de hija que tenía en casa, y cada vez se le hacía más difícil no empotrar a su niñita como la putita que parecía con esas ropitas diminutas. 
    
    "Nena, ya está la cena!", decía y ella bajaba corriendo como si fuese una cría, él la veía bajar a prisa y las tetas le rebotaban debajo de la camiseta blanca, los pezones como dos ...
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