1. Las nuevas bragas de Alba


    Fecha: 02/07/2017, Categorías: Incesto Autor: solotulosabes, Fuente: CuentoRelatos

    ... expertas moviendo los hilos y esta base jurídica, pronto habremos penetrado con fuerza en el mercado.
    
    - Si tienes razón, Alba. Gracias por los halagos pero tus movimientos también están siendo certeros.
    
    - Vaya dos, a ver si dejáis de echaros flores. Espero que podamos acelerar la producción y no nos quedemos cortos en el lanzamiento.
    
    - Eso ya es cosa tuya cariño.
    
    Dijo Alba, a la vez que pasaba la punta de sus zapatos por mis tobillos.
    
    - Cierto, te aseguro que la producción no fallara
    
    En ese momento sonó su teléfono, lo cogió y con cara de preocupación dijo que era importante. Giro su silla, y dándonos la espalda y empezó la conversación con su interlocutor. Yo, aproveche para sentarme en el sillón del despacho y sacar mi portátil. Alba se mordía el labio inferior mirando hacia mí sentada en la mesa de su marido. Yo le indique que tenía un empalme del siete que intentaba tapar con el portátil.
    
    Ella sonriendo, introdujo su mano entre sus muslos, sin apenas abrir las piernas, levanto ligeramente la falda enseñándome las mismas bragas de las fotos de la noche anterior. Me quede embobado mirando para aquel triangulo rojo que se introducía ligeramente en su vagina.
    
    Alba giro su cabeza hacia Gustavo y vio que seguía dándonos la espalda, sin retirar la mirada, agarro sus braguitas por la goma de la cintura y tiro de ellas suavemente, hasta que quedaron a la altura de sus rodillas. Una vez allí y, sin desviar la mirada de Gustavo, con un ligero movimiento de ...
    ... los muslos cayeron hasta sus tobillos. Me miro durante un instante con su sonrisa de vicio. Volviendo la vista hacia su marido, las quito del todo alzando primero un pie y luego el otro; ver como el encaje se deslizaba por los tacones de sus zapatos hizo que mi polla chocase con la base del portátil.
    
    Con cuidado se agacho, en cuclillas y abierta de piernas, sosteniéndome la mirada cogió la prenda; se levantó, comprobó que Gonzalo seguía de espaldas a nosotros hablando por teléfono; con expresión serena y muy seria se dirigió hacia mí y las puso encima del teclado de mi ordenador, volviendo después a la mesa de Gustavo.
    
    Las cogí con mi mano derecha, eran suaves al tacto y se notaban estaban ligeramente húmedas, las olí, era el aroma de su coño, un aroma que me acompaño a lo largo de todo el día.
    
    Esas mismas braguitas son las que estaba tocando en el bolsillo de mi chaqueta mientras me dirigía a nuestro encuentro. Fue precisamente aquella mañana después de la reunión con su marido, cuando me propuso el plan de acercarme a Madrid y pasar dos días juntos.
    
    Llame a la puerta de la habitación, al abrir allí estaba ella solo vestida con una camiseta blanca y unas braguitas blancas. Me acerque a su oído y susurrando le pregunte.
    
    - ¿Te has tocado?
    
    - No, pero estoy deseando hacerlo.
    
    - ¿Estás mojada?
    
    - Compruébalo tú mismo.
    
    Cerré la puerta. Abrí sus piernas con ambas manos, sin dejar de mirarle a los ojos, metí mis dedos por debajo de sus bragas. Mis dedos se ...