1. Anécdotas de un músico con suerte. PARTE 1


    Fecha: 03/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: jorgecampos, Fuente: RelatosEróticos

    Yo andaba en ese tiempo en la música tocando y cantando en bares nocturnos. Era guitarrista y cantante de un grupo local. Me senté en la barra a tomar un refresco en el inter de descanso, en 20 minutos volveríamos a tocar. Se acercó a la barra una mujer rubia no muy alta, recuerdo traía un vestido verde entallado al cuerpo. Muy buena cinturita pero de inmediato me llamó la atención sus buenos pecho. A través del vestido se veían las formas hermosas de unas buenas tetas. De esas que a mí me encantan. Pidió una cerveza, y se la invité. Y sin tanto barullo fue directo al grano. Ella me pidió una canción de moda que pocos vocalistas cantaban por su dificultad de notas, y me dijo –si me cantas esa canción me voy contigo esta noche.
    
    -¿Te la sabes?- me preguntó.
    
    -Claro que la sé- le dije emocionado, aunque traté de disimular un poco. –Pero no es necesario que hagas eso, de cualquier modo te voy a dedicar esa canción- , le dije como cortesía.
    
    Se retiró con su cerveza a una mesa.
    
    Obviamente es una broma pensé. En cuanto empezamos a tocar inicié con esa canción. “cosas del amor” se llama ese tema. Ya no supe después donde quedó la chica, y después de una hora que terminamos de tocar fui a la barra de nuevo para cobrar lo de esa noche. Y no sé de donde salió pero ahí estaba de nuevo ella junto a mí en la barra. Pero ahora su mirada era diferente, me miraba con un deseo como nunca me ha mirado ninguna mujer. Se le notaba un poco que el alcohol la había puesto un poco ...
    ... cachonda tal vez.
    
    -¿Te gustó tu canción?, la dediqué especialmente para ti-, le dije.
    
    -Si gracias, me gustó mucho- me dijo. -Y aquí estoy para cumplirte la promesa-. Casi se me cae la bebida, ella hablaba en serio. Y se me prendió de mis labios en un beso tan ardiente que mi pene se puso duro de inmediato. Pegada a mí sintió la erección de mi pene rozándola. Y se calentó más, su lengua jugueteaba con la mía prometiendo que íbamos a tener un sexo de locura. Salimos juntos del bar y solo alcancé a hacerles una seña a mis compañeros músicos. Hay ciertos códigos de la noche que uno aprende a comunicarse entre nosotros. Ellos captaron la seña y me alejé con ella al estacionamiento. En cuanto nos subimos al auto nuestras bocas se buscaron sin decir palabra y nos dimos otro agarre sabroso. Le metí mano por debajo del vestido, le hice a un lado su tanga y sentí su raja bien caliente. Ella me sobó el pene sobre el pantalón y cuando casi la hiba a sacar para que me la chupara vimos que el velador del estacionamiento caminó hacia el carro. Quité mis dedos de su rajita que ya se había puesto húmeda y saqué la mano de debajo de su vestido.
    
    -Ya no aguanto, vámonos- me dijo sin soltarme del bulto de mi pene..
    
    Prendí el carro y fuimos a un departamentito que yo usaba solo para descansar de las tocadas nocturnas. Era un cuartito chiquito con un pequeño baño y lo esencial . . . una cama. Nos bajamos del auto y mientras abría la puerta con la llave la abrace por detrás y ella empujaba sus ...
«1234»